Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Casus

16/05/2022

Seguro que el lector intransigente o poco dado a alabanzas –los hay en cantidad- dirá que este nombre, Casus, no tiene sentido o no viene a cuento para generar dialéctica o coloquio. Y como un servidor ha llegado a una edad en la que casi me resbalan esas lúgubres necedades, sintiéndote bien y puedes postularte –sin censura regresora- en tus convencidos pensamientos adquiridos en experiencia y dolencia, me siento tranquilo al escribir sobre aquello que considero y deseo. Por eso, me reafirmo en situar el término latino de Casus en la parodia de la actualidad: ¿Qué más da, Pegasus que Casus?, a fin de cuentas, trata del espionaje.
¡Cuánto saben los germanos de estas cosas! Al leer a Günter Grass observé que el término spahen como raíz de spek nos aclara el significado que ahora prima como volante de ciclón político. Su definición es clara, tal vez más concisa que clara, pero lo es, porque 'ver a lo lejos' y 'observar' no hacen más que fortalecer ese amplio contenido del sarcasmo léxico que envuelve ahora mismo a los líderes políticos españoles en el más puro espionaje de ese caballo volador que tanto credo inventase en los tiempos de la mitología.
Israel tiene la culpa, ¡ja! como dirían los envalentonados persas cuando cruzaron las Termópilas, o tal vez, nos vamos ahora a ver abocados, todos sin excepción, a clarificar lo que los avivados tecnólogos informáticos nos llevan advirtiendo desde hace mucho tiempo. Nuestros teléfonos están siendo espiados, aunque dará igual, porque antes sí temblabas ante el descuido de que algo –poco prudente o rizando lo erótico- saliera a luz como hombre de calle, pero ahora, ¡qué más da! que te hayan visto en slips, tal vez, al lado de una Pitonisa o cercano al más ruin de la barriada. Forma parte de la vida en la calle, en la que casi vale todo.
Una vez oí a mi abuela y la verdad, entendí cómo era eso del espionaje. Me dijo con sencillez y en conversación amena: ¡Mira hijo mío, no he podido evitar oírlo todo. Tenía la oreja pegada a la puerta!
Así que, amigos lectores, está de moda una nueva profesión que tanto juego ha dado en el cine, porque ser 'Agente 007' es rentable, elegante como Pierce Brosnan o taciturno como Peter Sellers, aunque es posible que te convenga hacerte amigo del CNI para darte cuenta lo sencillo que es descubrirle a todo el mundo mundial que nuestro país es vulnerable y ridículo muchas veces, al ofrecerle a ese mundo, nuestros entresijos políticos y nuestras enaguas, sombras más que luces, y así seguimos perdiendo estilo, avales, dignidad política y si cabe, vulnerabilidad ante Occidente, Oriente y el Mar Muerto. ¡Ea!