Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


El mejor escenario posible

06/05/2021

La presidenta madrileña, ya en funciones, Isabel Díaz Ayuso, su partido en Madrid y en buena medida el PP de Pablo Casado se encuentra en una situación idónea porque el riesgo que asumió al anticipar las elecciones les ha proporcionado el mejor escenario posible: a la primera para los dos próximos años; y al segundo, para intentar relanzar su proyecto de fusión del centro derecha, aunque se le resiste la ultraderecha que se desgajó del PP y tendrá que decidir cuál es su modelo de partido, si el que asume el discurso más conservador, o si mantiene el viaje al centro ahora que ha fagocitado de hecho a Ciudadanos.  

Isabel Díaz Ayuso ha obtenido un porcentaje de votos muy cercano al que tuvo Esperanza Aguirre cuando consiguió la mayoría absoluta, ha sacado más del doble de votos que el segundo partido, ha tenido más votos que los tres partidos de la izquierda juntos, no necesitará de los votos de Vox para conseguir la investidura –cuestión distinta será sacar las leyes con su apoyo-, ha logrado despachar a un socio incómodo como Ciudadanos que ha desaparecido, ha provocado que el PSOE sufriera su peor batacazo en Madrid y que Más Madrid le pasara por la izquierda, y puede apuntarse el tanto de haber sacado a Pablo Iglesias de la política nacional y al conseguirlo puede reclamar que la sociedad española “le debe dos”.  

Todo eso lo ha conseguido con una campaña en la que marcó el rumbo del debate político, pasando de puntillas sobre su gestión de la pandemia y a lomos de la hostelería, el comercio y la cultura, que mantuvo abiertas en contra de todas las recomendaciones sanitarias y con la defensa de un concepto de libertad que parece una broma, pero que llevó a Podemos desde el comienzo y al PSOE a medio camino de la campaña a introducir otros conceptos igualmente fuera del contexto de la vida cotidiana, la llegada del fascismo o la pérdida de la democracia. Solo Más Madrid no cayó en esa trampa, se dedicó a hablar de las cosas de comer y la defensa de lo público y la ciudadanía se lo ha reconocido al convertir a su candidata, Mónica García, en líder de la oposición. La votación acabó con la ilusión de que los abstencionistas eran mayoritariamente de izquierdas, mientras que los indecisos eran en realidad voto oculto popular. Los llamamientos a la participación de la izquierda animaron a que ningún votante de la derecha se quedará en casa ante la posibilidad de un tripartito –inevitable para gobernar- con Pablo Iglesias en el centro del Ejecutivo regional. Eso es lo que ha comprendido inmediatamente el líder de Unidas Podemos y la razón que explicó con meridiana claridad para abandonar la política porque restaba más que sumaba. A la izquierda madrileña le quedan al menos otros dos años de travesía del desierto a añadir a los 26 que ya lleva la derecha reinando en Madrid.    

El PP, que considera las elecciones madrileñas el ‘kilómetro cero’ del cambio en España, debe aquilatar si el mensaje con el que Ayuso ha ganado sobradamente las elecciones es el adecuado para el resto de España: si Casado se suma al enfrentamiento y la crispación como método para avanzar, o se apunta a la acción de sus barones ‘gestores’. Y el PSOE y Pedro Sánchez deben abrir una profunda reflexión sobre lo que ha ocurrido en Madrid, si quieren mantenerse en La Moncloa.