Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


Alimentar al monstruo

26/04/2021

Rocío Monasterio eligió una chaqueta morada en el primer debate electoral. Es el color que representa el feminismo y sabemos que en este tipo de actos nada se deja al azar. Es una mujer que exhibe seguridad, matonería de escuela. Acostumbrada a ir por la vida sin que le hayan parado los pies. Lideresa del postfactualismo, a la española. Discursos políticos que no tienen ningún respeto por la realidad, los hechos, la evidencia. Odio, violencia y poder. 
Alice Weidel es diputada en el Bundestag por Alternativa para Alemania. La líder de la ultraderecha alemana se presenta como lesbiana, feminista en su cruzada contra el islam, economista, políglota y ex asesora de Goldman Sachs. Vive con su pareja y dos hijos. Nada que ver con el modelo de familia que defienden estos ultras, aunque en Alemania, la LGTBIfobia, incluso en ultras, está mal vista. 
El peligro de la polarización es que ganan ellos. Porque el relato filofascista no es de ayer, tiene sustrato y lleva años alimentándose del miedo, la incertidumbre, la precariedad. Una gran mayoría a la que la crisis golpeó, dejándonos a la deriva. En la vulnerabilidad, en la ausencia de expectativas de futuro, el relato contra «el otro», como amenaza, invasor, delincuente y depredador de nuestros recursos cala. El otro es el extraño y foco de contaminación de nuestra identidad. El otro no es sólo el extranjero. De hecho no es el extranjero. Es el inmigrante, pero también es el pobre, la mujer sin miedo, el rojo, avivando fantasmas guerracivilistas que siempre fueron usados por la derecha en nuestro país. En la polarización ganan ellos. Porque además, tienen los medios, los recursos y el poder. Y es ahí donde radica su violencia y su odio. Para esconder su verdadero programa político, mantener ese poder y sus privilegios. La extrema derecha, el populismo ultra y racista, grupúsculos en el comienzo de siglo, ahora son potentes partidos políticos que cada vez tiene más fuerza en las instituciones, van atemperando y camuflando algunos de sus mensajes más radicales y antidemocráticos, allí donde lo necesitan. Por ejemplo, ya no se muestran tan antieuropeos ahora que controlan instituciones y gobiernos, pero curiosamente en materia de inmigración, han conseguido posicionar su discurso en las agendas políticas y que este sea hegemónico socialmente. En realidad son partidos que se mueven a golpe de encuestas electorales y consiguen retroalimentar el imaginario de la criminalización de las personas migrantes con un claro mensaje antiinmigración. Esto ocurre ante la inacción gubernamental para hacer frente a las situaciones de crisis y desmantelamiento del estado de bienestar que viven las mayorías sociales en Europa.
En la polarización, las personas que defendemos la democracia y los derechos humanos, hemos sido demasiado tolerantes, equidistantes, respetuosas. Y claro, ahora no sirve la apelación ideológica. No bastan los conceptos, los derechos, las palabras, para la mayoría silenciosa. Hay que responder con hechos. El mejor antídoto ante su odio y violencia es la certidumbre, la posibilidad de una vida digna de ser vivida, un mejor futuro soñado. Así se rompe su relato y se neutraliza su odio. Políticas que devuelvan a esa mayoría un trabajo con derechos, una vivienda digna, unos servicios públicos de calidad. Y unos representantes políticos dignos de ser respetados.