Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


Explicar la violencia

14/06/2021

Existen tres circunstancias asociadas a los comportamientos más atroces que el ser humano es capaz de acometer, como por ejemplo, el asesinato de dos hijas a manos de su padre. Una es la información de ‘casos’. Se informa del suceso, individualizado y atendiendo a los datos personales, familiares. Importan los detalles, cuanto más escabrosos mejor, el minuto a minuto. Otra, consecuencia de lo anterior, es la espectacularización de la violencia. Convertir el suceso en un drama familiar televisado, manteniendo y aumentando audiencia con el dolor, las esperanzas y la memoria de las víctimas. Da igual que desde el minuto uno los profesionales tuvieran claro el fatal desenlace de las pequeñas. Y la tercera, la patologización de los victimarios. Se hace un diagnóstico del asesino como un loco, enfermo, monstruo. Se habla de conducta agresiva, instinto animal. Como si fuera algo irracionalidad e inhumano.  Pero sabemos que no es así. El mal existe. Y opera desde la lógica y la racionalidad. Lo reflexionó muy bien Hannah Arendt cuando escribió sobre la banalidad del mal. Gente ‘normal’ e incluso buena gente a ojos de familiares, vecinos y amigos, capaces de cometer el peor de los crímenes. La violencia puede ser un acto individual pero es un código de práctica social, con sus lógicas y sus culturas. Es comprensible que ante hechos tan execrables, respondamos con el atajo de la moral y la visceralidad en lo emocional. Incluso recurramos esa llamada punitivista y vengativa como solución. Pero las instituciones y los medios de comunicación deberían ser más responsables, más respetuosos y más efectivos en el análisis social de la violencia. Favorecer a una posterior intervención que al menos, muestre otros caminos y pautas para organizar la convivencia. La violencia es constitutiva del ser humano desde que convive en comunidad. Por eso hay que explicarla más que contarla, sin producir un espectáculo en el que mercantilizar con la vida, con la muerte y con la memoria. No necesitamos ver la imagen de unas niñas, que por cierto nunca dieron su permiso, para sentir más dolor, ni un audio, ni una grabación, ni la última llamada. Ni se necesita informar del traslado de la bolsa con los restos al puerto. Es como si nos dijeran: no podemos enseñarte la bolsa con los restos, ni los restos mismos, pero te lo imaginas con nuestra noticia. No interesa explicar la violencia. La individualización, espectacularización y patologización de la violencia no ayudan nada para reflexionar sobre sus causas y actuar sobre sus consecuencias.