Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Moerbius

13/05/2022

Espero que al periodista alemán Hubert Seipel se le haya atragantado su biografía sobre Putin, porque la invasión de Ucrania ha destrozado el relato de su libro. Es más difícil comprender los argumentos de la Fox News o de reconocidos militares como Douglas MacGregor que parecen inasequibles al desaliento. Para escarnio de la derecha, es complicado encontrar a un dirigente político que haga todo mal; siempre encontrará oportunidad para un gesto bonito o para defender una idea meritoria. Puede que incluso quiera a su país.

Esta obviedad debería protegernos de la oratoria fácil y limitarnos al terreno de los hechos. Los actos no mienten, aunque oculten las motivaciones de éstos o las consecuencias que puedan acompañarles. La Unión Europea tiene una responsabilidad moral con Ucrania por vertiente doble, al exigirle una ruptura dolorosa con Rusia y a la vez fomentar una dependencia energética propia con el gigante eslavo. No hemos invadido Ucrania, pero hemos puesto todas las facilidades para que dicho acontecimiento tuviera lugar.

Los realistas dirán que era previsible la reacción de Putin, pero se equivocan al justificarla. Entender una invasión no la transforma en justa, pero si encima se demuestra chapucera y costosa en vidas, su defensa provoca vergüenza. Es prematuro creer que la OTAN y en concreto Europa van a madurar en el terreno militar ya que somos hábiles en el cinismo. Nuestras palabras rara vez concuerdan con nuestros actos; desgraciadamente, los estadounidenses se parecen cada vez más a nosotros. El canciller alemán Olaf Scholz ha demostrado que su poderoso discurso en el parlamento fue una pantomima. El presidente Steinmeier puede pedir disculpas mil veces, pero su etapa como ministro de exteriores le resta credibilidad ante el mundo libre.

El gradualismo en la guerra suele acabar mal porque una de las partes no puede dar marcha atrás. Occidente se engaña si piensa que suministrando armas o aplicando sanciones económicas parciales la guerra se va a parar. Los enfrentamientos bélicos finalizan cuando una de las dos partes ha perdido. Si se producen tablas significa que ha sido un conflicto largo y doloroso en vidas humanas; rara vez le secunda la paz.

Nos estamos acostumbrando a despreciar las consecuencias de nuestros actos o a la dinámica que desencadena. Si aplicamos sanciones a Rusia o entregamos armamento a Ucrania, estamos diciendo que apoyamos a un bando. Si creemos eso, no podemos ser tibios porque la dinámica bélica nos superará. Putin va a poner a prueba nuestra determinación.