Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


El ‘efecto Draghi’

19/02/2021

Mucho se ha hablado estos días del ‘efecto Illa’ antes y después de su victoria en las elecciones catalanas del pasado 14 de febrero. Pero poco se está hablando del ‘efecto Dragi’ que está generando la composición de su gobierno de técnicos y pesos pesados de la economía, la empresa o la gestión, reunidos bajo el mandato del que fuera presidente del Banco Central Europeo (BCE).
Tras meses de crisis económica y social derivada de la crisis sanitaria provocada por la pandemia –hasta aquí todo igual que en España–, una crisis política ha puesto al país la filo del abismo ante la incapacidad de poder gestionar los recursos del mecanismo europeo de reconstrucción –Next Generation EU– que van a llegar al país para que los italianos puedan volver a levantarse.
Mario Draghi, que ya se ganó el apodo de ‘supermario’ en su desempeño como banquero de Europa, deberá poner las bases para la reconstrucción de su país tras el desolador paisaje económico y social dejado por la Covid-19. Y lo hará con un gobierno que combina la cuota política, por aquello de contentar a los partidos que han sido votados por los ciudadanos, con un elenco de tecnócratas que ayudarán a gestionar los recursos europeos y a poner esos cimientos tan necesarios para el futuro del país. Hay quien duda de la solidez de este ejecutivo. Y Draghi lo sabe, por eso en sus primeros compases como primer ministro subrayó que «la unidad no es una opción hoy, es un deber». Y le puso el punto patriótico al añadir que se trata de «un deber guiado por lo que nos une a todos, el amor por Italia».
Reconozco que he sido de los que se ha sentido atraído por ese ‘efecto Draghi’ y su particular escuadrón que ha respondido a la llamada de Italia, en este caso del presidente de la República, Sergio Mattarella, para hacer ese gran servicio público. Entre los nombres se encuentra el experto en finanzas públicas Daniele Franco, director del Banco de Italia que cogerá la cartera de Economía, la que deberá distribuir esos más de 200.000 millones de euros europeos. O Vittorio Colao, consejero delegado de Vodafone, que se encargará de proyectar al país hacia la transición digital y la innovación.
Es inevitable fantasear con la posibilidad de que pudiera ocurrir algo así en España. Insisto en que los condicionantes los tenemos prácticamente calcados a los italianos: una crisis económica y social derivada de la crisis sanitaria provocada por la pandemia. Crisis que me temo aún no ha mostrado toda su crudeza, oculta en los expedientes de regulación temporal de empleo que antes o después se convertirán en EREs, o los préstamos avalados por el ICO que antes o después se convertirán en morosidad. Y a lo que se va sumando la cada vez más patente discrepancia en el seno de un gobierno de coalición que, aparentemente situados en la misma franja ideológica, no hacen más que ponerse zancadillas. La prioridad es otra, la de garantizar la gestión de esos fondos –140.000 millones–, que permitan reconstruir lo derrumbado por la crisis con unos nuevos cimientos económicos más modernos, digitales, ecológicos y cohesionados territorialmente. En definitiva, y citando a Draghi, con la misión de «entregar un país mejor y más justo a nuestros hijos». ¿A quién pondrían ustedes, de manera temporal y excepcional, para tal desempeño?