Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


Dime lo que he de pensar según tus complejos

07/03/2023

Durante siglo y medio, las artes, las ciencias y el imaginario colectivo ha construido un concepto de la derecha como privilegio, insolidaridad, egoísmo y deshumanización, con lo cual el reivindicarse en ese espacio exige con carácter previo justificar que no eres así. El colmo ha llegado cuando unas lumbreras en algunos partidos y en medios de comunicación que ustedes conocen, se instalaron cómodamente en este hándicap de partida para afirmar que representaban una derecha 'sin complejos', admitiendo muchas veces que sí, que eso de la derecha que dice la izquierda, es la verdad. Alucinante: reconocen encarnar todo lo malo que 'la izquierda' predica para tapar su propia insostenibilidad histórica. Y desde entonces algunos se vienen jactando de representar la derecha que le conviene al PSOE, Podemos y nacionalistas catalanes y vascos: abuso de elementos simbólicos comunes, seguidismo de movimientos tradicionalistas insolidarios, guiños a los enemigos de Europa, ignorancia selectiva del código de derechos humanos universales etc.
Es bueno defender, en efecto sin complejos, lo que es la derecha, pero habría que intentar seleccionar lo mejor y no lo discutible. Por ejemplo: el auténtico conservador es el que lucha por conservar los derechos adquiridos por todos. Se trata de ser conservadores: pero de esas libertades comunes, no del braserillo de picón. De estar orgullosos de hacer patria: y patria es, en 2023, dejarse los cuernos por los derechos de los ciudadanos y no sobar banderas, ni el sagrado nombre de Blas de Lezo.
Seamos, vale, sin complejos, defensores de las personas, de manera moderada, con respeto a la tradición, pero puesta al servicio de la realidad y de las conquistas sociales. Y nada más es ya 'derecha' salvo una oferta trasversal, humanizada, de servicio público y concreciones, con cada acción cuantificada económicamente, que llega a todos.
Se preguntarán entonces qué es lo que diferencia a la derecha (o centro derecha o liberalismo), del socialismo democrático o de la socialdemocracia de centro-izquierda. Pues si a estas alturas hay que explicarlo mal vamos: ¡el dinero!, ¡la economía!, es decir, el modo de conseguir las prestaciones. Y es en este punto donde los hechos históricos dan la razón y la ventaja electoral a eso que llaman 'derecha', desmantelando el cuento de buenos y malos que favorece siempre a las izquierdas. Incierto camino nos aguarda si no ofrecemos solo servicio público para dar, conservar y aumentar derechos, estando orgullosos, ahora sí y como factor distintivo, del liberalismo económico.
Espero que, el Partido Popular, ya situado en la evolución del voto moderado y ponderado, se centre en gestionar las obligaciones del Estado para con cada persona, desde un capitalismo evolucionado y sometido al interés social. Ni más ni menos que eso.     

 

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