El chico de Montecarlo

Diego Izco (SPC)
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El piloto de Ferrari ha ganado en 2022 dos Grandes Premios y marcha líder destacado en la clasificación. - Foto: JOEL CARRETT

Ser piloto de Fórmula Uno y haber nacido en Montecarlo tiene un 'bouquet' especial, como ser futbolista nacido en Partick (Escocia), donde se jugó el primer partido de la historia del balompié. Porque en Mónaco, al margen del infame 'pijerío' o de las estrecheces de un circuito urbano con más tradición y leyenda que competición real, el olor a combustible y goma quemada forman parte del paisaje.   

Allí nació Charles Marc Hervé Perceval Leclerc, actual líder del Mundial, hijo de piloto, hermano de piloto y 'ahijado' de piloto, al que le corren gasolina y aceite por las venas desde que tuvo uso de razón… y puso sus manitas sobre un volante. Velocidad, riesgo y talento precoz. A los ocho años comenzó su carrera en el 'karting' inspirado por las viejas historias de su padre, Hervé, que alcanzó la Fórmula 3 a mediados de los 80. 

Ese primer contacto con la adrenalina tiene lugar en Niza, donde Philippe Bianchi se convierte en el protector del muchacho… y donde su hijo, Jules Bianchi, apadrina a Leclerc. El pilotaje del crío es salvaje, veloz, con una capacidad innata para atacar y defender en carrera sin perder ritmo, algo excepcional teniendo en cuenta que todavía no había cumplido los 10 años. Por eso, cuando los problemas económicos arreciaron y todo terminaría en un sueño si los Leclerc no conseguían un patrocinador para 2011, Bianchi se encargó de hablar con el hijo de Jean Todt (FIA, 'ex' Ferrari) para que no se cortase antes de tiempo una prometedora carrera. Durante los ocho años que dura su experiencia en el 'karting', su evolución es permanente, hasta protagonizar en 2013 un mano a mano premonitorio en el Mundial KZ de la FIA: termina segundo por detrás de Max Verstappen. 

Tragedias

2014 es el año en que Charles Leclerc, con solo 17, obtiene la madurez de la forma más cruel posible: el brutal accidente de Jules Bianchi en Suzuka establece la barrera entre el niño y el adulto.  Lo que era un juego se convierte en una profesión 'de facto' en la que el monegasco ya ha enterrado a un amigo. «Crecí a su sombra. Él siempre fue para mí una referencia vital, el camino a seguir y una especie de hermano mayor», confesaba Leclerc meses después de aquel 17 de julio de 2015, el día en que su referente fallecía tras nueve meses en coma. Aquello le marcó profundamente. No cambia su estilo… pero lo lleva a un terreno más serio: sigue siendo rápido y conserva el talento, pero toma consciencia de que él y el coche son una unidad. «Aprendió casi de inmediato a gestionar los neumáticos, a sacar el máximo rendimiento al coche, a lidiar con la presión...». Mattia Binotto, jefe de Ferrari, no escatima elogios para su 'protegido'.   

«Papá, voy a correr en Fórmula Uno en 2018», le dijo a su progenitor cuando estaba enfermo, al borde de la muerte, a los 54 años. No tenía firmado nada con ninguna escudería, pero formaba parte de los 'paliativos': extraer la última sonrisa de su padre, con quien había contraído la eterna deuda del amor por la velocidad. Meses después, no solo conquistó el Mundial de Fórmula 2, sino que Alfa Romeo Sauber le ofreció el monoplaza de Pascal Werhlein para el Mundial'18. Había llegado al 'Gran Circo' dispuesto a tirar todas las puertas.  

Rojo Ferrari

El niño mimado de los Bianchi, de Todt y de Ferrari, viste finalmente de rojo en 2019. Primero bajo la recelosa mirada de un Sebastian Vettel que venía de firmar dos subcampeonatos con la 'Scuderia'... y desde el pasado año, la de Carlos Sainz. Y sí, es posible que la afición española no se fíe del monegasco por el duelo intestino con Sainz, otro talento de profunda carga hereditaria, pero en Maranello lo tienen claro. En noviembre del pasado 2021, Mattia Binotto eliminaba cualquier posibilidad de establecer jerarquías entre pilotos y aseguraba tajantemente que Leclerc era la gran apuesta 'roja' al título: «Cuando seamos capaces de darle un coche con el que pueda luchar por el título, Charles será el próximo campeón del mundo con Ferrari». Puede que el momento haya llegado y Ferrari, en manos del chico de Montecarlo, logre el título que tanto anhela desde 2007.