Mrs Wolf: soluciona problemas

Antonio Herraiz
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Ha ocupado puestos de dirección en varias multinacionales, donde ha llegado a dirigir equipos de más 150 personas en 20 países diferentes. Ahora, desde Guadalajara lidera TuComex, empresa dedicada al comercio internacional

Mrs Wolf: soluciona problemas - Foto: Javier Pozo

Usted es Jimmy, ¿verdad? ¿Esta es su casa? Soy el señor Lobo. Soluciono problemas». El que habla es el actor Harvey Keitel, Mr. Wolf en Pulp Fiction, una de las joyas de Tarantino. La frase, el personaje y el modo de afrontar lo que sucede llevaron a Cristina Peña (Madrid, 1977) a estudiar Ingeniería Industrial. «Aunque él no soluciona el problema directamente, tiene las ideas tan claras que, con órdenes precisas, diseña la hoja de ruta para que los que le han llamado la ejecuten. En ese momento dije: yo quiero ser el señor Lobo. Por eso me matriculé en industriales».  

Como la película cumbre de Tarantino no sigue ningún orden cronológico, nos vamos a situar en la penúltima escena de la carrera profesional de Cristina Peña. Tres años en los que, muchos días, cuando se despertaba, no sabía dónde estaba. Había ascendido a la dirección de Alimak Group, multinacional sueca dedicada a la construcción de plataformas, montacargas y ascensores, y llegó a viajar tres y hasta cuatro semanas al mes. De pronto se vio dirigiendo a 150 personas en 20 países diferentes. De Shanghái a Dallas, de Estocolmo a Johannesburgo… Ahora en Hong Kong y a los pocos días en Berlín. Y cuando llegaba a Guadalajara, si coincidía, se veía en medio de un cumpleaños con los compañeros de sus hijos, que ahora tienen 11, 10 y 6 años. «Como cualquier madre, adoro a mis hijos, pero, si hubiera renunciado a mi trabajo, habría sido infeliz. Siendo yo feliz, mis hijos lo son también. ¿Cómo se consigue? En mi caso, me he coordinado bien con mi marido y no les ha faltado de nada». Pero para llegar a la cumbre más alta, antes hay escalar todo tipo de montañas. En Coxgomyl, líder mundial de maquinaria para el mantenimiento de fachadas, especialmente necesarias en rascacielos, ocupó distintos cargos de responsabilidad: fue directora de administración de ventas y jefa de logística. Además, en sus inicios profesionales fue directora de exportaciones para el sector de climatización y trabajó en Valeo, empresa tecnológica del sector de la automoción, donde pasó por las áreas de ingeniería y sistemas de producción. 

¿Qué cualidades hay que tener para llegar a un nivel ejecutivo tan alto? Primero, saber idiomas. Cristina habla inglés, francés e italiano y no tiene problema para mantener una negociación en cualquiera de esas lenguas. También ha estudiado chino y algo de alemán. Además, para llegar a los puestos más altos de las multinacionales por las que ha pasado tienes que tener grandes capacidades para gestionar equipos y tomar decisiones. En definitiva, resolver problemas, como el señor Lobo, sin que falte el sentido común, clave tanto en los puestos ejecutivos como en el primer eslabón de la cadena de producción. Por eso, es importante saber determinar hasta cuándo puedes mantener el pie del acelerador pisado hasta el fondo. Ese límite le llegó a Cristina hace un par de años, cuando decidió dar un giro a su carrera con un proyecto personal que ha bautizado con el nombre de TuComex, formado por medio centenar de profesionales expertos en comercio exterior. «Ayudamos a empresas de cualquier sector a impulsar su proyecto internacional, tanto si exportan ya como si deciden ampliar su negocio fuera de España. Abarcamos todo el proceso: desde la constitución de la propia empresa hasta el transporte y los trámites con las aduanas, asegurando la forma de pago». Tienen una oficina física en Guadalajara y 12 oficinas comerciales repartidas por todo el mundo. «La idea es acabar el año con 20 y en 3 años alcanzar las 100. Si tú no puedes ir a un determinado país, alguien tiene que estar por ti, y nosotros actuamos como el departamento internacional de tu empresa para conectar de forma presencial con tu cliente». 

Cristina Peña llegó a Guadalajara con su familia cuando tenía 11 años, tras el traslado laboral de su padre. Estudió en el colegio de las Francesas -Sagrado Corazón- y en el instituto Liceo Caracense. Dudó en estudiar Periodismo, pero el señor Lobo y un hermano suyo le convencieron. Le apasiona el cine y escribir.  Además de numerosos libros técnicos con títulos como Manual de transporte en el comercio internacional o Cómo participar en ferias comerciales también se ha estrenado con El error de Peter Brunsen -publicada por Libros La Tortuga Boba-, una novela de ciencia-ficción muy documentada en la que se plantea qué sucedería si la inteligencia artificial fuera capaz de tomar el control del mundo.