María Antonia Velasco

María Antonia Velasco


Ha sido la Luna

15/11/2021

Este grumo de nata, ese ajo de plata que ilumina algunas noches de la Tierra con luz de pocos vatios, ese astro causante de las remolachas, de la fertilidad de un gusano llamado «palolo», de la menstruación (en algunos pueblos galos llamada también moment de la lune) y de la licantropía gallega, tiene tal poder sobre los vegetales, los gusanos, las mareas y los hombres que al fin se ha descubierto que tiene poder sobre todos los «agujeros». La culpamos de los agujeros en general —de los que dice el Tao, que son la esencia de la rueda— y hasta de los financieros. Recuerdo aún el agujero que pasó Banesto hace años, con la colaboración de Mario Conde.
La Luna pasea nuestro cielo con su polisón de nardos y sus senos de duro estaño, (No olvido el pareado asonante de Lorca, que en mi opinión es el mejor poeta de los famosos en nuestra lengua). Es la luna quien tira de las neuronas y de las aguas. Creían los antiguos, que Selene posee entre sus cráteres una tropilla de demonios que durante la fase de luna llena entran en los sueños y luego pasa lo que pasa. Ya el Dante asegura en su obra central que en realidad las manchas de la luna son Caín y sus hijos condenados a ir arrastrando zarzas, castigo de dios por asesinar a su hermano.
Como ven y aprovechando que la Luna es una señora taimada y zorra, los hombres, hemos cometido algunas exageraciones, empezando por los indios mexicanos que le sacrificaban leprosos, mientras se reservaban para sacrificar al sol a los sanos (eligiendo a los pelirrojos),
Este ritmo frenético selenita no tiene descanso. Estamos en fase de agujeros y por lo que me cuentan, no podremos salir de él de momento. Vamos a botellones, y gracias a la crisis económica no podemos poner la lavadora, (¡válganos dios con el gobierno!)
Además que el ritmo selenita no para de actuar. Y en el caso de que las malas noticias nos inunden el mundo en que vivimos, pido al dios misericordioso, —que dicen que así es— que nos proteja de lo que sea durante esa noche. Noche en la que se puede pescar el pez californiano «gruñón», el día que follan los erizos del mar Rojo, ese día en que se mira desnuda en el espejo Diana, en el lago Nemi. Esa hermosura pasmará a los pastores que por allí pasen conduciendo sus rebaños y a los muchachos que vayan a las discotecas con la intención de ligar. 
La luna en plan Selene tiene que ser muy hermosa, una mujer muy bella. No podemos olvidar que tiene la luna la mitad de la culpa de los embarazos, que es de noche cuando las parejas follan a placer. La Luna tiene la culpa de muchas cosas, incluso debería ser detenida por escándalos públicos, violaciones y demás atropellos.
La luna es una señora muy enseñoreada que siempre va en coche y siempre iluminada. ¡Qué más podría decir de ella! Nada. No se puede obviar a la Luna que es un astro central en nuestras vidas y a la que culpamos de todo, de robos, seducciones, y abusos. Debería la policía intervenirla, mientras el espectador grita: ¡A mí que me registren, ha sido la Luna Canalla!