Sánchez hace esperar a los Reyes y es abucheado por el público

Europa Press
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El presidente del Gobierno llega unos segundos tarde para intentar hacer coincidir su entrada con la de los Monarcas y evitar así los pitos e insultos que tradicionalmente le dedican una parte de los allí presentes

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado tarde este miércoles al desfile del 12 de octubre y ha hecho esperar a los Reyes, que han retrasado unos segundos su bajada del coche oficial para que el jefe del Ejecutivo se uniera a la comitiva que tenía que recibirlos.

A las 11.00 horas de este miércoles, en la plaza de Lima de Madrid estaban ya situados esperando a los monarcas la ministra de Defensa, Margarita Robles; el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López Calderón; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida; pero no Sánchez.

La megafonía ha anunciado entonces que la comitiva de los Reyes estaba ya realizando parte del recorrido por el paseo de la Castellana hasta la tribuna de honor. Cuando el coche oficial ha llegado a la plaza de Lima, se ha podido escuchar a los servicios de protocolo de Casa Real pidiendo que no se abrieran las puertas del coche porque el presidente no estaba.

Sánchez hace esperar a los Reyes y es abucheado por la ciudadaníaSánchez hace esperar a los Reyes y es abucheado por la ciudadanía

Sánchez ha aparecido entonces en su coche oficial pocos segundos después --pasados unos minutos de las once de la mañana-- y ya entonces los Reyes han descendido del vehículo y dado inicio oficial a los actos.

El jefe del Ejecutivo ya recurrió a esta estrategia el año pasado para intentar hacer coincidir su llegada con la de los Reyes y evitar así los abucheos que tradicionalmente le dedican una parte de los ciudadanos. Sin embargo, este miércoles no ha calculado bien y ha obligado a los reyes a esperarle unos segundos.

En cualquier caso, el retraso del jefe del Ejecutivo no le ha librado de los pitos, abucheos e incluso insultos de una parte de la ciudadanía, que ha pedido a gritos su dimisión.