No me voy a referir al Falcon, porque es un caprichito del presidente, y el jefe siempre tiene razón, pero sí a la barraganía hegemónica que late en el corazón de nuestros políticos,  diputados, concejales, alcaldes, etc. La secuencia mental, infecta un poco también las sienes de los presidentes de comunidades de propietarios, como lo pone de relieve nuestra querida serie 'Aquí no hay quien viva'. Se empieza de presidente de comunidad y termina uno, sin quererlo a veces, de alcalde.
Pues bien, todo el mundo empieza a hablar del metaverso. Casi nadie conoce qué es eso del metaverso, y los más intelectuales, y los psicólogos argentinos sobre todo, lo identifican como un mundo virtual y paralelo pero con posibilidad de hacer negocio. Ahí está la cuestión, porque lo demás es ciencia ficción de la de Isaac Asimov o Ray Bradbury, con aquellas gafas metaversicas en la que alguien podría disfrutar de una realidad virtual sin ser o sin estar. Las gafas hoy existen, pero no son del metaverso al que yo me refiero, aunque la idea sí que la dieron como Julio Verne del submarino.
Si el de Facebook, Mr. Zuckerberg, ha creado Meta, reviviendo el Second Life de los años 2000, y todo para forrarse, podríamos inventar la misma idea pero para ahorrar.
Propongo elevar al metaverso el Congreso de los Diputados y el Senado. Nos ahorraríamos las butacas, la limpieza, la luz, calefacción y agua caliente, y por supuesto todos los gastos que derrochan nuestros políticos. Les podríamos incluso subir el sueldo con el ahorro, ya que van siempre quejándose de andar cortitos de numerario, por eso nos engañan con las dietas, los coches oficiales, y en definitiva, lo que diría hacienda, los salarios en especie por lo que ellos no tributan.
Y es que el mundo de la política, quitando el tiroteo mental que existe entre las dos partes, izquierda y derecha, se dedica más a la publicidad que a la realidad. Ellos están siempre en el metaverso. El mundo funciona porque están buscándose la vida los bomberos, los empresarios, la policía municipal, los médicos, etc., con independencia de que los políticos hagan o dejen de hacer. Es la inercia real. Los políticos viven en el metaverso cuando hacen política pero cobran en euros. Pronto veremos cómo el mundo se mueve en monedas metaversicas como las criptomonedas, metamultas, metacárceles, -ahí sí que te doy bandido-, y todo un artilugio mental dónde los seres normales tipo Quijote ven las cosas volando como en los tornados americanos.   Casas, lavadoras, coches, y hasta trenes se ven dentro, pero son metafísicos.
El metaverso en la política va a ser genial, porque nos vamos a ahorrar una pasta, los políticos van a ser más felices porque cobraran más debido al ahorro, y veremos a Sánchez, o a Rajoy jugando una partida de mus refiriéndose al pasado metaversico como hemos visto a Felipe González con Alfonso Guerra y otros cuantos del partido. ¡Esos sí que estaban en la realidad y no en la ficción!