«Desde la pandemia acuden más personas a Cáritas»

Inmaculada López Martínez
-

El secretario provincial de Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara explica cuál es la labor de esta organización humanitaria así como las nuevas necesidades surgidas a raíz de la crisis del coronavirus

«Desde la pandemia acuden más personas a Cáritas» - Foto: Javier Pozo

Fernando Muñoz (Guadalajara, 1952) lleva involucrado en Cáritas desde la juventud siguiendo los pasos de su padre, quien fue durante años secretario provincial de esta organización humanitaria vinculada a la Iglesia Católica. Fernando es un hombre de valores y de caridad como así lo demuestra su larga trayectoria de voluntariado en favor de las personas sin hogar y con mayores necesidades sociales. Tras ostentar el cargo de presidente de Cáritas Regional de Castilla-La Mancha, este profesor de instituto jubilado pasó a reforzar su compromiso hacia lo más desfavorecidos desde la dirección provincial de la entidad en la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

¿Cuál es la misión de Cáritas?

Cáritas es la organización de la Iglesia Católica que está presente en el mundo con una misión y una identidad común. Es la opción evangélica preferencial por los pobres desde la caridad y la lucha por la justicia.

¿Cuáles son los cometidos o ámbitos fundamentales en los que trabaja Cáritas en nuestra provincia?

El cometido fundamental de Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara es dar respuesta a la realidad de pobreza y exclusión social que hay en la sociedad de nuestra provincia a través de la denuncia social, la sensibilización y la lucha contra estas desigualdades.

¿Cómo se estructura la organización a nivel provincial?

Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara, que tiene su sede en la Casa Nazaret de la capital, coordina a los diferentes arziprestazgos territoriales que existen en toda la provincia y que, en conjunto, engloban a medio centenar de Cáritas parroquiales.

¿Qué programas o iniciativas fundamentales llevan a cabo?

Las actividades que realizan las Cáritas parroquiales son, fundamentalmente, acoger a las personas que llegan con algún tipo de necesidad básica, escucharles y ver en qué se les puede echar una mano. También se ofrece acompañamiento en los procesos de mejora de esos problemas. Aparte, hay un importante trabajo de sensibilización social para conseguir que cada vez haya más personas que quieran colaborar. Además, hay talleres formativos, cooperación internacional, etc. Luego, en función del tamaño y las necesidades, cada Arziprestazgo desarrolla diferentes programas. Por ejemplo, en el de Azuqueca, que es uno de los más grandes, se hace atención a familias en procesos de inclusión, hay colaboración con una red de tiendas solidarias y existen ayudas específicas a través de alimentos, ropa, formación, etc. También hay apoyo domiciliario a personas mayores y dependientes, se realizan talleres de autonomía, habilidades laborales, clases de castellano, atención psicológica, mediación social para acceso a la vivienda, etc. En la capital, Cáritas también dispone de otros recursos como son el Centro de Atención Residencial de Betania; programas de acogida; supermercado y restaurante solidario (en colaboración con Accem); oficina de empleo con programas para favorecer la empleabilidad de las personas en riesgo de exclusión social y el servicio Comida sobre Ruedas, entre otros.

¿Cuántas personas en riesgo de exclusión social se benefician de estos programas en la provincia?

Según los últimos datos, correspondientes a la memoria de 2019, por ejemplo, en el programa de Empleo y Economía Social se atendieron a 824 personas. En formaciones y cursos, participaron 264 personas. También destacaría los datos de inserción en Reciclamoda, que es una empresa de Cáritas que cuenta con una tienda de ropa, calzado y complementos nuevos y de segunda mano en La Llanilla, que fueron cuatro contratos. En el comedor social, se atendieron a 1.906 personas y se facilitaron 62.868 menús, contando con una participación de 767 familias en el restaurante y en el supermercado solidario.

¿Cuántas personas trabajan en Cáritas Sigüenza-Guadalajara y cuántos voluntarios ofrecen su ayuda?

Tenemos contratadas a 49 personas y hay 625 voluntarios. En Cáritas, los voluntarios son unos agentes imprescindibles. Sin nuestros voluntarios no podríamos llegar hasta donde llegamos. Con la pandemia tuvimos que dejar de prestar algunas de atenciones porque muchos voluntarios son de edad avanzada. Se incorporarán en cuanto puedan.

¿Qué balance realiza de sus tres años como director provincial de Cáritas Diocesana?

A nivel personal, el balance es muy gratificante. Me he sentido útil, en la medida de mis posibilidades, echando una mano como voluntario. A nivel de gestión, trabajamos con unos planes estratégicos de cuatro años de duración y, en ese sentido, hemos dado continuidad a labor que se venía realizando y nos hemos adaptado como hemos podido a la realidad que ha traído el Covid.

¿Qué ha supuesto el coronavirus para la labor que realiza Cáritas Diocesana y qué ha sido lo más complicado de coordinar?

Desde el inicio de la pandemia, han acudido muchas más personas a Cáritas en demanda de ayuda, ha crecido muchísimo el número de atenciones. En los momentos más álgidos de la primera oleada, sólo en Cáritas Guadalajara, se llegaron a atender a 1.100 familias en aspectos de necesidades básicas (comida, productos de higiene y ropa). Ahora mismo, estamos atendiendo a más de 400 y estas cifras no se daban antes. Lo cierto es que no habíamos terminado de salir de una crisis económica y ha llegado esta pandemia, por lo que el trabajo sigue siendo intenso. No hemos parado. Intentamos atender a todas las personas que llegan a nosotros en demanda de algún tipo de apoyo. Debido a las restricciones y a la edad de muchos voluntarios, servicios como el comedor social se han tenido que ofrecer de otra manera, en este caso, entregando la comida directamente a los usuarios (alimentos frescos, enlatados, leche, etc.). El supermercado también lo tuvimos que cerrar y ha estado funcionando como almacén, aunque esperamos abrirlo en breve de nuevo. Las personas sin hogar que tenemos en acogida en Betania tanto en el programa residencial como de urgencia, tuvieron que quedarse dentro a modo de burbuja. También colaboramos, junto con otras organizaciones, en el campamento que el Ayuntamiento habilitó en un polideportivo de la ciudad para las personas que viven en la calle durante el confinamiento. Desde Cáritas, les facilitamos la ropa, productos de higiene y alimentos.

¿Cómo está siendo la respuesta humanitaria de los ciudadanos ante esta crisis?

Igual que decimos que los voluntarios más mayores no era recomendable que siguieran al pie del cañón, ha habido personas que se han brindado a echar una mano y han tenido esa sensibilidad de ayudar en estos momentos tan duros. También ha habido apoyos económicos y materiales que nos han venido muy bien por parte de entidades y de las administraciones (Ayuntamiento, Diputación y Junta).

Cáritas lleva muchos años trabajando para las personas sin hogar. ¿Cuál es la situación actual en ese ámbito en Guadalajara?

En Betania, el año pasado, atendimos a 394 personas. Se facilitaron 8.928 desayunos a personas que están en situación de calle, 5.611 comidas y 8.972 cenas. Las personas sin hogar nos preocupan mucho porque son los últimos de los últimos socialmente hablando. Desde el programa Personas Sin Hogar también hacemos trabajo de calle e intentamos interesarnos por su situación para ver si se puede reconducir. Algunas de ellas son las que entran después en el programa residencial de Betania con el objetivo final de lograr algún día su reinserción en la sociedad.

Otro programa emblemático de Cáritas es Comida sobre Ruedas, que acaba de cumplir 20 años. ¿Qué balance realiza?

Muy positivo. El programa de Ayundandoos a permanecer en casa, que incluye Comida sobre Ruedas, es fundamental para facilitar de manera personalizada el acceso a comida, lavado y planchado de ropa y, a veces hasta la compra, a personas mayores o con algún tipo de discapacidad que suelen vivir solas. Es un programa que también hace un seguimiento de cómo se encuentran esas personas. Tiene muy buena aceptación y ha ido creciendo año tras año en número de usuarios y cobertura. Ya estamos llegando a los barrios anexionados y a pueblos que están cerca de la capital como Yunquera y Cabanillas del Campo.

¿Algún proyecto destacado de cara a este año que arranca?

El proyecto más destacado es la apertura del nuevo Centro de Atención Residencial de Betania, ubicado en Casa Nazaret. Lo estamos ultimando. Después, nuestra intención es reformar y reinventar el actual centro de Betania.

¿Por qué cree que Cáritas es una entidad que inspira respeto a todo el mundo a la derecha y a la izquierda del espectro político y social?

A lo mejor es porque nos mueve el corazón y la gente sabe que no tenemos dobles intenciones. Intentamos trabajar de forma discreta, cercana, tratando de mejorar y ser un signo de esperanza. Además, Cáritas cuenta con una trayectoria seria de muchísimos años y eso nos hace ser una referencia.

¿Algún mensaje final?

En esta situación tan difícil que tenemos de pandemia, donde tanto se han agudizado las dificultades de las personas más vulnerables, quizá sería un momento para reflexionar y que nos mueva a ayudar y aportar algo a estas personas.