Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


La huelga de los juguetes

20/12/2021

El domingo se convocó en el parque madrileño del Retiro una 'huelga de juguetes' organizada por el Ministerio de Consumo al estilo sindical, siendo los huelguistas unos muñecos de peluche. Los asistentes no pasaron de 50, pobre rendimiento para los 80.000 euros que se gastaron en la campaña contra «los estereotipos sexistas que están presentes en los anuncios y catálogos de juegos infantiles». El ministro, que no es capaz de afrontar y abaratar el más importante consumo general en España que es el de la electricidad, nos distrae con estas invenciones.
La intención simbolizada en colores es eliminar el rosa y el azul que diferencia los regalos para niñas o para niños, sustituyéndolo por el neutro. Los promotores de la huelga quieren evitar que un pequeño quede condicionado por «las estructuras tradicionales de su sexo», que para las chicas es: «Tú tienes que ser mamá y desde que eres pequeña te vamos a enseñar a que tu rol en la vida sea ser mamá», con un futuro de ama de casa, y para los chicos es ejercer la habilidad, la fuerza y el mando. Los regalos con clichés de género, para niñas son muñecas, útiles de belleza, casitas y cocinas y para niños armas, aparatos y modelos de acción como piloto, policía o militar.
Sospecho que los regalos sin sexo encubren el propósito de que los niños salgan de la naturaleza para someterse a la ideología, como se ve en ese rechazo explícito a las 'estructuras tradicionales' que encubre la negación de las realidades biológicas en favor del relativismo de los modelos queer y trans. Dicen que los juguetes sexistas «no contemplan la diversidad en todas sus variantes, fomentan un modelo de masculinidad y feminidad e imponen un mandato de género» y que las empresas jugueteras implantan la idea de superioridad del hombre, la heterosexualidad y la familia tradicional como «algo normativo».
Lo razonable no es poner en entredicho los juguetes que tienen una connotación sexual, sino conseguir en la sociedad una libertad para que, sin vergüenza, un niño pueda pedir una muñeca y una niña un equipo militar.
La norma comunista es imponer un credo limitando la libertad personal, pues bajo los términos de 'aconsejar' y 'recomendar' se encubre una prohibición porque usan medidas de presión como aumentar la fiscalidad o impedir la publicidad. Lo han hecho ya con la carne, los bollos y las bebidas azucaradas ¡hasta el absurdo de incluir las zero! Ahora, Consumo 'recomienda' elegir juguetes y juegos libres de 'clichés de género'.
La sexualidad natural existe, aunque estos iluminados quieran suplantarla con sus ideologías por otras arbitrarias. Cuando a los pequeños chimpancés se les ofrecían juguetes de niños, espontáneamente las hembras elegían las muñecas y los machos los camiones. Que no se considere alienación lo que es naturaleza y puesto que las apetencias infantiles se basan en su psicología y fisiología basales, el mejor juguete es el que el niño pida con más entusiasmo.
Imponer a qué jugar es coartar la libertad de elegir lo que uno quiere y sustituirlo por lo que le ordenan desear, que es el propósito de toda dictadura.