La otra brecha de género

SPC-Agencias
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Aunque las mujeres tienen una menor presencia en las carreras de ciencias, son los hombres los que poseen las tasas más preocupantes de repetición de curso, que alcanzan hasta el 60 por ciento en la ESO

La otra brecha de género - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Es de sobra conocida la brecha de género femenina en las carreras técnicas o de ciencias, las llamadas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, según sus siglas en inglés, es decir, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), en donde las mujeres tienen una menor presencia en las aulas, un porcentaje que apenas se acerca al 25 por ciento. Sin embargo, este sesgo tiene una cara complementaria menos conocida, como son las preocupantes tasas de repetición de curso y fracaso escolar entre los chicos durante la enseñanza obligatoria, mucho más altas en comparación con las de sus compañeras.

Así, en España, el 60 por ciento de los que repitieron en la primera etapa de Educación Secundaria (ESO) son varones, según señala Lucas Gortázar, asesor del Banco Mundial y coordinador de Educación del Centro de Políticas Económicas de Esade, un laboratorio de ideas independiente.

De hecho, actualmente, Gortázar y su equipo están trabajando en un proyecto sobre el fracaso escolar entre los varones y cómo intentar reducirlo. «Está ocurriendo en muchas partes del mundo que hay brechas de género en ambas direcciones y que se manifiestan de manera muy distinta. Obedece a factores estructurales, de madurez y también a normas sociales, pero en el caso de España la cuestión es particularmente aguda y llamativa».

En esta realidad, explica Gortázar, asesor también del Gobierno en el Plan 2050, concurre que «hay una cultura educativa basada en contenidos muy amplios y al mismo tiempo muy superficial», donde se produce «una dejación del alumnado más rezagado, que el sistema va expulsando».

Al contrario que en los países de influencia alemana, donde a los alumnos se les dirige a una edad temprana a la Formación Profesional, en España tiene mayor influencia el modelo francés, en donde es prevalente el sistema de repetición de curso, sobre todo en primero y segundo de la ESO.

Los estudiantes llegan de Primaria y se enfrentan a una realidad completamente nueva -el currículum, los docentes con formaciones distintas...-. Ahí empieza una «carrera de obstáculos, más academicista, que genera desafección hacia la escuela, y que es más acentuada entre los chicos.

Cuando el equipo de Gortázar redactó uno de los capítulos del Informe 2050 uno de los aspectos que más les llamó la atención es que a los niños españoles de Primaria les gustaba mucho la escuela, pero a los 14 años había «un salto enorme en la dirección opuesta». España pasa de ser uno de los países más avanzados en educación temprana a convertirse en uno de los más retrasados en las últimas etapas de la enseñanza obligatoria.

El consultor del Banco Mundial explica que en todos los estados, los varones adolescentes presentan una mayor actitud «antiescuela», pero el rechazo es significativamente mayor en España.

Poco cualificados

Otro elemento que explica el mayor número de repetidores varones tiene que ver con los factores de comportamiento social de la sociedad española: su estructura económica y la demanda de empleo de baja cualificación hace que durante «mucho tiempo haya habido una demanda de mano de obra que no estaba mal remunerada».

A ello se añade que en el país, desde hace años, no hay una suficiente oferta de plazas de FP, una enseñanza por la que los varones muestran más interés.

«Si a todo esto le sumas la anomalía de que en España si no te dan el titulo de la ESO te quedas fuera del sistema y hay un discurso fuerte de cómo le voy a dar a un niño un título que no entiende un texto... cuando la educación es un derecho», subraya Gortázar. El problema del fracaso escolar es que después tiene consecuencias para toda la vida, genera desigualdades, «entras al mercado laboral sin una formación media y vas encadenando contratos temporales toda tu vida».

apoyo a los rezagados. La solución reside en «pasar de una cultura selectiva, basada en el suspenso y en la repetición que aplicamos indiscriminadamente a chavales de 12 años, a una cultura más inclusiva y a un currículum más razonable, y acompañarlo de más apoyo a los rezagados desde edades más tempranas (desdobles, adaptaciones curriculares o tutorías en pequeños grupos).

El asesor concluye que en España se carece de una «política sistemática para aquellos que van por detrás en las edades claves de Primaria que es cuando se aprende a leer, a estar en la escuela, cuando asientas todas las bases que luego uno va a desplegar». En definitiva, se necesita un plan educativo bien proyectado para que las generaciones futuras se sientan incluidas en el sistema y en su economía.

A pesar de ello, son muchos los maestros que utilizan sus propios recursos e instrumentos para procurar que los alumnos más rezagados no pierdan comba con el resto de la clase. Tutorías, clases de refuerzo, explicaciones personalizadas o el apoyo de los compañeros son algunos de los elementos para intentar eliminar ese salto de contenidos entre los menos estudiosos.