Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Definitivamente, este país no tiene arreglo

05/03/2023

En efecto: no tenemos arreglo. No solo nos peleamos --se pelean los socios del Gobierno, incluso con manifestaciones sabáticas enfrentadas-- por un quítame allá esas pajas en torno a la ley del 'sí es sí0, sino que incluso nos dividimos a la hora de poner o no el acento en el 'sólo' de ese 'sí es sí'. De manera que ya de encontrar un pacto sobre el texto de la ley ni hablamos. Y así, en todo.

Ya nos decía Bismarck, o al menos a él se le atribuye la genialidad, que los españoles somos el pueblo más fuerte del mundo, porque llevamos siglos intentando destruirnos y seguimos sin conseguirlo. Un atento recorrido por los principales periódicos del país me ratificó ayer que unos tildaban el 'sólo sí es sí' y otros dejaban ese 'solo' desnudo de acentos. Como para pedirnos unanimidad en el meollo de la cuestión, si es que usted recuerda cuál es ese meollo, que a mí el al parecer irresoluble diferendo me parece más cuestión de cabezonería de los de Podemos (y algo de los del PSOE) que verdadera sustancia.

Pero ya ve usted: ahí tenemos a Pérez Reverte, que es el más jaranero de nuestros académicos, vaticinando una pelea casi cruenta nada menos que en la Real Academia de la Lengua a cuenta de dejar solo a solo o acompañarlo de 'sólo', como si la presencia de ese pequeño paraguas encima de la primera 'o' fuese algo vital, capaz de echar a las masas manifestantes a la calle. Me perdonará usted que no me pronuncie sobre el fondo del asunto, porque, sencillamente, pienso que no tiene fondo alguno.

Y así andamos: con las encuestas divididas a muerte sobre si el señor de Ferrovial es o no un antipatriota bebedor de la sangre del viandante. O si el 'Tito Berni' es un tipo al que hay que condenar a prisión permanente revisable o se trata apenas de un golferas bastante cachondo, un putero con una estética deplorable. Yo casi diría que no hay cuestión que suscite unanimidades o, para ser más precisos, que no provoque guerras casi a muerte entre las dos Españas. Y uno se queda muy solo cuando dice que sólo (o solo) la moderación, la flexibilidad y la tolerancia, y nunca la confrontación por sistema, harán de este secarral, en el que nadie admite una parte de razón al otro, un territorio algo más habitable.