Javier del Castillo

Javier del Castillo


Sálvese quien pueda

27/09/2022

El funeral de la Reina Isabel II ha sido un éxito, aunque aquí algunos sigan cuestionando la presencia de nuestro rey emérito en tan magna ceremonia. Después de largas discusiones y elucubraciones; y a pesar de las advertencias y recomendaciones de ilustres tertulianos de radio y televisión, los encargados del protocolo pensaron que era mejor que el padre de Felipe VI se sentara junto a su familia. En el mismo banco y compartiendo confidencias con Doña Sofía. 
La temida foto del encuentro de Don Juan Carlos y de su hijo en la abadía de Westminster se ha quedado en nada. En una simple anécdota, difuminada entre la multitud de imágenes que recordarán para siempre los funerales de la reina más longeva de la historia británica. Como tantas veces ocurre, nuestros debates y nuestras polémicas diarias se desvanecen en cuanto traspasan las fronteras nacionales. 
Mientras se sucedían los actos solemnes de despedida a la reina Isabel II, en España las miradas se concentraban en la conveniencia o no del indulto a José Antonio Griñán, con recogida de firmas incluida; las consecuencias que podría tener para Cataluña y el País Vasco la retirada del impuesto del patrimonio en Andalucía, y el malestar que han generado las críticas de Emiliano García-Page al Gobierno de Sánchez por tachar de insolvente al líder de la oposición y por seguir rodeado de tan malas compañías. 
Mi opinión al respecto de estas cuestiones se resume en la siguiente consideración: las tres polémicas son pura estrategia electoral. La concesión o no del indulto al expresidente del PSOE y de la Junta de Andalucía se decidirá en función de la influencia que pueda tener esa medida de gracia en la intención de voto. Si el indulto daña los intereses electorales de Sánchez, se pospondrá para mejor ocasión. Ahora bien, en ningún caso, se valorarán razonamientos de equidad ni argumentos y alegaciones jurídicas. 
Después de haber indultado a los líderes independentistas catalanes por sedición y malversación, a cambio del apoyo parlamentario de ERC a Sánchez, lo de Griñán, condenado sólo por malversación, es como un juego de niños. Me parece una desvergüenza la concesión de indultos a políticos que delinquen. Bastante les indultamos los ciudadanos cada día.
 En cuanto a la supresión en Andalucía del impuesto de patrimonio, tiene también una lectura electoralista, además de servir como reclamo a la inversión de los empresarios que cotizan por ese impuesto en otros puntos de nuestra geografía. La bajada de impuestos es una de las bazas electorales del PP, con resultados fácilmente constatables en la Comunidad de Madrid o Galicia. 
Finalmente, las críticas de García-Page al Gobierno sanchista tienen, en mi opinión, una explicación muy clara. El presidente castellanomanchego escucha cada día las quejas de los ciudadanos de nuestra comunidad y observa el malestar de muchos votantes socialistas, así que cuanto más subraye las diferencias y más cuestione las malas compañías o las recompensas que reciben vascos y catalanes por mantener a Sánchez en la Moncloa, mejor para él. 
Page sabe que el presidente de su partido y del Gobierno es una rémora para sus intereses electorales. También conoce las encuestas sobre intención de voto. 
Por eso prefiere adoptar una posición moderada, no vaya a ser que el partido liderado por el «insolvente» Feijóo le dé un disgusto, con un candidato de perfil bajo y con menos pegada y recorrido.