Tras los pasos de Luis de Lucena

Beatriz Palancar Ruiz
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El profesor y filólogo Gonzalo Luengo ha realizado un trabajo doctoral sobre la figura de este humanista universal en el que se dan a conocer detalles desconocidos hasta ahora sobre su vida y algunas de las obras que realizó este ilustre personaje

Gonzalo Luengo es autor de una tesis doctoral sobre el humanista Luis de Lucena. - Foto: Javier Pozo

Dentro de los muros de la capilla de Luis de Lucena, mientras trabajaba para la empresa que muestra los principales monumentos de Guadalajara, Gonzalo Luengo se fue entusiasmando y apasionando con la figura de este humanista ilustre de la capital. 

Poco se conocía hasta ahora de la vida de Luis de Lucena, más allá de datos reiterativos que se fueron repitiendo entre los historiadores y que, en algunos casos, fueron interpretaciones exageradas según se ha podido ahora conocer gracias al trabajo doctoral que ha desarrollado el profesor y licenciado en Filología Hispánica, Gonzalo Luengo.

«Luis de Lucena es una figura muy curiosa porque desde hace largo tiempo hemos hablado de él sin saber mucho. Desde el siglo XVI hasta la actualidad se han encontrado publicaciones donde se mencionaba a Luis de Lucena, seguían repitiendo lo mismo, fuentes nuevas que nos hablen del personaje y aporten datos, pocas. Mi trabajo de investigación se ha centrado bastante en la recuperación de los textos que están vinculados a la vida y al legado de Luis de Lucena. Textos de su época», explica el autor de la tesis doctoral que tenido una calificación de Cum laude por la Universidad de Alcalá de Henares (UAH).

Gonzalo Luengo es autor de una tesis doctoral sobre el humanista Luis de Lucena.Gonzalo Luengo es autor de una tesis doctoral sobre el humanista Luis de Lucena. - Foto: Javier Pozo

Para desarrollar un trabajo de 917 páginas de extensión sobre la vida y la obra de Luis de Lucena, Gonzalo ha visitado más de 20 ciudades, invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto que le ha apasionado y que le ha llevado a emocionarse en muchos momentos hasta experimentar temblor en sus manos cuando sostenía documentos manuscritos y autografiados por el humanista. 

«Luis de Lucena es uno de los guadalajareños más universales. Era un hombre con una curiosidad desmedida. He recorrido todos los sitios donde estuvo, salvo alguna zona de Francia, he ido y he buscado todas las cosas que él menciona. Mi experiencia ha sido de libros pero también de viajes», cuenta Gonzalo Luengo.

El autor de esta tesis empezó leyendo su testamento en voz alta mientras esperaba la llegada de turistas a su capilla. Conoció su interés por crear una fundación, o institución como se decía en la época, que fuese la encargada de gestionar obras pías, entre las que estaban la construcción de una biblioteca y una escuela públicas, una idea revolucionaria para la época.
En ese legado de cien páginas, Luis de Lucena ofrece todo tipo de detalle de cómo quiere que sea ese centro cultural, que nunca llegó a hacerse realidad, y eso da origen al primer trabajo final del máster de bibliotecas y archivos que Gonzalo estaba cursando. Entonces, conoció más al personaje y surgió el interés por conocer cada vez más.

«Conocemos una vida muy peliculera. El Lucena que nos cuentan los historiadores es más sentido que conocido porque faltaba un estudio de fuentes primarias. Los adjetivos que se han usado para él han sido rebelde y enemigo de las imposiciones, un sabio y un patriota, un luterano exiliado, prófugo y que le había buscado la Inquisición. No es cierto», dice Luengo.

Hallazgos

El trabajo de tesis doctoral de Gonzalo Luengo permite conocer detalles desconocidos de la vida de Luis de Lucena como que procedía de una familia de origen judío, por tanto fue un converso que sí que fue erasmista en su juventud pero que nunca fue perseguido ni por este motivo ni por estar relacionado con otra familia Lucena de Alcalá de Henares.
«Lucena establece su residencia en Roma porque ganó un juicio en el que decía que iba a recibir una pensión de ducados de oro siempre y cuando residiera en Roma. No huía de nadie. Allí estaba el sueño de todo humanista. Tenía que vivir allí por una cuestión práctica pero nunca olvidó Guadalajara y quiso ser enterrado aquí y toda la institución benéfica la quiso montar aquí porque era donde hacía falta», destaca el filólogo investigador.

El humanista contó con el apoyo de su hermano Diego y sus sobrinos para establecer su capellanía. Todo hace pensar que Lucena se crió cerca del lugar en el que se construyó su capilla, donde llegó a ser enterrado su padre que, previamente, había sido inhumado en Santa María. Pero él no llegó a descansar en este espacio. «La última noticia que tenemos fidedigna es que estuvo enterrado en Santa María del Popolo en Roma. La idea de que se trasladó a Guadalajara no se ha probado nunca», dice con rotundidad Gonzalo Luengo, que también apunta que «era un hombre con una curiosidad desmedida». Eso le llevó a interesarse por la arqueología, concretamente por la epigrafía, la medicina, el mundo litúrgico porque fue clérigo y ejerció como párroco en muchas parroquias de Guadalajara. «Y una faceta que no se conocía es que al final de su vida tuvo trabajos como jurista, trabajó como procurador en el Tribunal de la Rota en Roma», comenta el autor de la tesis.

La fundación existió y llegó hasta el siglo XIX. Lucena había dejado en testamento tierras para alimentar sus propósitos. La escuela llegó a existir, con intermitencias y probablemente con la capilla como sede. Precisamente, esta institución salvó al monumento de la destrucción cuando se derrumbó la iglesia de San Miguel a la que estaba anexionada desde su construcción.
Y para los que deseen conocer más detalles de la vida de Luis de Lucena, Gonzalo Luengo ofrecerá una conferencia el 8 de noviembre en la biblioteca pública de Dávalos, a partir de las 19,00 horas, bajo el título Tras las huellas de Luis de Lucena. Nuevos descubrimientos.