"Siempre que pasa algo en una casa se culpa a la chica de servicio"

Juana Samanes
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Concienciado. Cada proyecto que asume este cineasta salmantino está protagonizado por personas que entregaron su vida para el bienestar de otros

Pablo Moreno, director de La Sirvienta

Tiene el director Pablo Moreno (Un Dios prohibido, Claret, Red de libertad) especial sensibilidad para abordar en su cine historias de hombres y mujeres que cambiaron la vida de sus semejantes, como el caso de Vicenta María, la fundadora de la congregación de María Inmaculada. Justo en este 2023 se cumplen más de 150 años del nacimiento de esta orden que surgió para atender a jóvenes desfavorecidas de la sociedad y formarles personal y laboralmente. Actualmente, la mayor parte de su obra la hacen con inmigrantes. Lo cuenta en su filme La sirvienta.

Viendo su película se percibe que la obra de Vicenta María, de formar a mujeres para el servicio doméstico, sigue de plena actualidad. ¿Esa fue la razón de que decidiera que su cinta transcurriese en dos tiempos?
En el primer proyecto, íbamos a contar únicamente la historia de Vicenta María, pero una de las hermanas que tenía en el equipo de asesoramiento fue la que me dijo que le encantaba la historia de su fundadora. Aunque parecía del pasado, cuando la congregación sigue atendiendo a más de 300 chicas a la semana. 

¿Tenía claro que la historia debía contarse desde la perspectiva de una chica de servicio?
Así es, quería contar la historia desde el punto de vista de una sirvienta, porque siempre que pasa algo en una casa se echa la culpa a las chicas de servicio. Hay tantos casos de robos y de jóvenes que han cumplido condena injustamente, que nos parecía interesante hablar de sus condiciones laborales, de la precariedad, desconfianza hacia ellas, etcétera. De ahí surge el personaje actual de la polaca Lera, que también nos sirve para desmitificar la imagen de las muchachas que trabajan en las casas. Siempre se presupone que la mayoría son hispanoamericanas, de un nivel cultural bajo, y, curiosamente, en España hay más que provienen de la Europa del Este y preparadísimas intelectualmente. 

Y ahí entra la Congregación de María Inmaculada.
Efectivamente, muchas de ellas son gente muy capacitada y las religiosas les echan una mano para integrarse en el mercado laboral, ayudarles con el español o con cualquier proceso formativo. Cuando hablamos de feminismo, estas mujeres lo aplicaban desde hace más de un siglo de una forma positiva, gracias a la formación, promoción y emancipación. Yo siempre digo que «la Iglesia tiene rostro de mujer».

En su película se ve claramente cómo la educación fue decisiva en la vida de Vicenta.
Fue fundamental la figura de su tío Manuel María, que era un bicho raro para el Madrid del siglo XIX porque era un hombre elegante, pulcro y muy humano. Estaba en la Academia de San Miguel, que fundó el padre Claret, y que reunía a intelectuales que trabajaban por la evangelización a través de la cultura. 

Su productora, Stellarum Films, nació en el año 2006 y se han convertido en una especie de familia, porque los actores repiten. Es el caso de Assumpta Serna o Elena Furiase.
Es un concepto muy familiar el que defendemos en Stellarum Films desde que vio la luz hace ya 17 años. Intentamos hacerles partícipes de cada proyecto que llevamos a cabo, por lo que recibimos al que viene a él con los brazos abiertos y con muchísimo respeto. Ponemos a la persona por delante de cada uno de los trabajos que hacemos y eso la gente siempre lo acaba valorando de una forma muy importante.

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