Lo primero es ganar y luego merecerlo

Diego Izco (SPC)
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El esperado Bayern-Barça se desarrolló como pocos, pero terminó como casi todos. Haaland, el tipo que remata lo irrematable... y lo convierte en gol. Los equipos de la Premier, a contracorriente

Lo primero es ganar y luego merecerlo - Foto: MIGUEL VIDAL

El Barça tendrá que seguir esperando para cobrarse las deudas pendientes con el Bayern. Pondrá la fecha en rojo para el partido del Camp Nou e intentará hacer el 95 por ciento de lo que hizo en Múnich… pero cambiar el cinco por ciento restante por «remates que entren a puerta». Como si fuese un Pepito Grillo asomado a nuestra oreja, el fútbol no para de decirnos que una cosa es «merecerlo» y otra «conseguirlo». Habitualmente le recuerdan al Real Madrid, por ejemplo, lo 'mal' que gana Copas de Europa y lo 'bien' que lo hacen los rivales a los que va tumbando de forma aparentemente inexplicable por el camino. Si algo tienen claro en Chamartín generación tras generación es que absolutamente nadie llena plazas mereciéndolo: hay que ganar. El Barcelona lo hizo casi todo bien ante su 'bestia negra', le quitó el balón, disparó más, llegó mejor... pero el que puso los dos goles fue el equipo bávaro: un 2-0 que alarga la pesadilla, pero que deja una lectura positiva, porque hace exactamente un año los germanos le hicieron un doble 3-0 porque no quisieron humillar. Ya no hay distancias, no, pero los duelos entre los grandes se deciden en pequeños detalles… y estos siguen sonriendo en alemán. 


De luto

Los equipos de la Premier League han arrancado la competición a contracorriente de lo que impera en el resto del continente: como hay un largo parón por culpa del Mundial de Catar, la lógica invita a correr mucho, descansar en noviembre-diciembre, y volver a correr después. Hay cierto aroma a depresión en lo que hace el Liverpool, lánguido desde la salida de Mané, como si ya estuviese aburrido del 'rock and roll' de Jürgen Klopp años después; en lo que ejecuta el Tottenham de Conte, gris y plano hasta el punto de encajar dos tantos en el descuento (2-0 en casa del Sporting) y hacer un solo cambio (min. 71) en todo el partido; algo apático en los movimientos de un Chelsea que ya perdió en casa del Dinamo de Zagreb en la primera jornada y fue incapaz de salir de un empate ante el Salzburgo en Stamford Bridge. Solo el City (y con sufrimiento, 2-1 ante el Dortmund) parece correr. Como si la muerte de Elizabeth hubiera teñido a los 'brits' en esta segunda entrega de Champions…  


El rematador

Erling Braut Haaland remató con el talón una pelota que el 99 por ciento de los delanteros hubiesen intentado alcanzar con la cabeza. Y pone «intentado» porque «conseguido» era complicado: un balón demasiado adelantado que hubiese frustrado cualquier salto ortodoxo. El noruego, con el gol entre las cejas, elige la heterodoxia si es necesaria para llevar la bola a las redes. Marcó a su exequipo y no festejó, pero ya son 13 dianas en nueve partidos con el City y quienes atizaban a Guardiola por desprenderse de una tacada de Sterling y Gabriel Jesús ya se han escondido. 


Ser favorito

Así como hay diferencia entre ganar y merecerlo, ser favorito y demostrarlo son otros dos conceptos especiales: cuando se produjo el sorteo, los dos equipos madrileños fueron los grandes beneficiados para nuestro fútbol. El Madrid no brilla, pero lo demuestra;el Atlético sufre y no lo demuestra. Europa te permite, a lo sumo, un par de malas tardes. A la tercera estás en casa.