Una leyenda popular le da su nombre conocido, La Cotilla

Beatriz Palancar Ruiz
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Es la sede de algunas disciplinas de las Escuelas Municipales y alberga las salas dedicadas a los artistas locales, José de Creft y Antonio Buero Vallejo, así como obras de Regino Pradillo

Imágenes del salón chino del Palacio de La Cotilla. - Foto: Javier Pozo

n esta semana que se celebra la Feria Internacional del Turismo (Fitur), es inevitable detenerse en uno de los lugares de referencia turística de la ciudad de Guadalajara, el Palacio de los Marqueses de Villamejor, nombre oficial pero poco conocido por los vecinos de la capital, ya que para todos, este monumento es el Palacio de La Cotilla.  

La leyenda que da nombre al callejón de Abrazamozas, cuyo nombre oficial es calle de San Esteban, también explica el nombre por el que es popularmente conocido el monumento.
Durante el siglo XVI, recogen las crónicas de la época que una de las fuentes públicas más concurridas era la situada en la actual Plaza de San Esteban, a los pies del templo del mismo nombre. Se trataba de una fuente con muchos caños y, al estar situada en el centro de la ciudad, era el lugar de encuentro de muchas mozas que acudían a llenar sus cántaros. Por supuesto, esto convertía el lugar en un punto de encuentro para las mujeres que, de manera distendida, hacían vida social.

Cuenta la leyenda que, una tarde, una criada que trabajaba en este palacio al servicio de los marqueses de Villamejor se entretuvo más de la cuenta en la charla, la mayoría de las ocasiones protagonizada por los señores de las casas para las que trabajaban, y tuvo que bajar apresurada de vuelta a su lugar de trabajo.

Imágenes del salón chino del Palacio de La Cotilla.Imágenes del salón chino del Palacio de La Cotilla. - Foto: Javier Pozo

Cargada con dos cántaros que llevaba apoyados en las caderas y un botijo sobre la cabeza, caminaba mientras anochecía cuando un mozo salió a su encuentro antes de llegar al palacio. Aprovechando la oscuridad y la estrechez de un callejón, el joven morisco trató de abrazarla y pedir sus favores. La joven trató de zafarse de él, con lo que tuvo que tirar al suelo los dos cántaros que portaba. En este forcejeo, además, el mozo arrancó a la criada el corpiño o corsé que portaba, también llamado cotilla en la zona castellana. La leyenda cuenta que la criada consiguió resguardecerse en el zaguán de la casa nobiliaria pero sin su cotilla.

A la mañana siguiente, los guadalajareños más madrugadores descubrieron esta prenda femenina a los pies del palacio. Desde entonces, la calle adyacente al palacio recibió el nombre de callejón de Abrazamozas y la residencia nobiliaria el sobrenombre de La Cotilla.

El edificio es uno de los pocos monumentos que quedan en la ciudad de la arquitectura civil del siglo XVII. El Palacio fue mandado construir por Rodrigo Torres Messía, regidor perpetuo de la ciudad de Guadalajara, en torno a 1681, año en que contrajo matrimonio con doña María de Morales y Zupide, señora de Romanones, Valdemorales e Irueste.

Salas dedicadas a José de Creeft y Antonio Buero Vallejo.Salas dedicadas a José de Creeft y Antonio Buero Vallejo. - Foto: Javier Pozo

Hoy en día, es aún sede de algunas de las disciplinas de las Escuelas Municipales, que llevan también ese nombre de La Cotilla, siendo también la sede de dos salas museísticas dedicadas a dos artistas locales destacados, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, y el escultor José de Creeft. En ambos casos, pueden contemplarse objetos personales y obras donados por sus familiares y algunas adquisiciones realizadas por el Ayuntamiento de Guadalajara. Igualmente, el monumento tiene en su interior algunas obras firmadas por el también pintor local Regino Pradillo.

Pero sin lugar a dudas, la joya de este lugar es el denominado salón chino, que destaca por el singular mural que recubre sus paredes con papel de arroz procedente de los talleres de la dinastía Quing, de gran excepcionalidad artística, siendo uno de los escasos ejemplos de decoración de este tipo para un salón de té de los que se han conservado en países occidentales.

Más fotos:

Salas dedicadas a José de Creeft y Antonio Buero Vallejo.
Salas dedicadas a José de Creeft y Antonio Buero Vallejo. - Foto: Javier Pozo
Obras de Regino Pradillo.
Obras de Regino Pradillo. - Foto: Javier Pozo

Por último, hay que mencionar que, en su subsuelo, cuenta con un refugios civiles antiaéreo en buen estado que se utilizó para proteger a los ciudadanos de los bombardeos durante la Guerra Civil.