"La natación te hace conectar contigo mismo"

Beatriz Palancar Ruiz
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Gran parte de su vida transcurre dentro del agua, en un medio que ella lo entiende como propio porque dentro de él se siente una persona plena, por eso, no duda a la hora de sumergirse para ayudar en causas solidarias

Paula Taberné en la piscina de Marchamalo, donde entrena. - Foto: Javier Pozo

Reconoce que se siente como un pez dentro del agua, sobre todo en el mar. La nadadora Paula Taberné (Guadalajara, 1982) es un ejemplo de perseverancia y superación, por ello va a participar, a finales de este mes, en las charlas de Tedx Alcarria. Después de su cancelación en marzo de 2020 por la pandemia, vuelven a convocarse estas charlas en el Teatro Auditorio Buero Vallejo, donde Paula hablará de su experiencia como mujer y deportista. Es un binomio que no siempre ha sido fácil de compatibilizar, sobre todo en los primeros meses de vida de sus dos hijos, pero siempre contó con la fortaleza mental y la ayuda necesarias para cumplir con las metas deportivas que se había marcado. Y como mujer de retos que es, está colaborando con Fundación Nipace para dar visibilidad a la labor que desarrollan y recaudar fondos para mejorar todo lo posible la atención a los niños con parálisis cerebral.

Hace poco, ha participado en un reto solidario para recaudar fondos para Fundación Nipace en el que ha nadado a oscuras, ¿ha sido muy diferente a otros anteriores?

Todos los retos solidarios que he hecho siempre han sido a favor de Nipace con nuestras condiciones al cien por cien. En la piscina de la Fuente de la Niña, quisimos ponernos una limitación, no ver durante cinco horas, y nadar. Fue algo que hay que vivirlo. Al principio, no estás acostumbrado a no ver durante tanto tiempo y más en un medio que  no es el nuestro, en el agua, que aunque yo estoy muy acostumbrada, el hecho de no ver, es una sensación difícil de explicar, hay que vivirla. Como sabía que había personas voluntarias en el exterior, estaba tranquila. Sientes mareo al principio porque estás haciendo largos y dando vueltas. Y tienes miedo de chocar contra la corchera, el borde o con tu compañero. Cuando van transcurriendo las horas, te vas olvidando. Me lo tomé como un estado de relajación total con los ojos cerrados y escuchando solo el sonido del agua. Como un momento de meditación profunda para recordar a todas las personas de Nipace. 

Paula Taberné en la piscina de Marchamalo, donde entrena.Paula Taberné en la piscina de Marchamalo, donde entrena. - Foto: Javier Pozo¿Por qué lo de nadar a oscuras?

Queríamos hacer una metáfora de cómo se sienten las familias que tienen un pequeño al que le acaban de diagnosticar una enfermedad como la parálisis cerebral. Al principio, se quedan a oscuras. Se quedan paradas. No tienen una luz, no tienen un referente. Queríamos ponernos al mismo nivel que ellas. 

¿Se siente como un pez dentro del agua? Se podría decir que es su medio natural de vida.

Muchas veces me asombro porque voy a una piscina y disfruto nadando pero cuando voy al mar me transformo. Por el hecho de no tener el mar cercano y no tener la posibilidad de ir a menudo, cuando nado en aguas abiertas, intento aprovechar tanto ese momento que me puedo tirar horas y horas nadando sin parar porque intento sacar partido y aprovechar cada momento. 

¿Cómo puede vivir en un lugar en el que no existe una salida al mar?

A partir de abril, cuando el agua no está tan fría, en Guadalajara, no tenemos una mala opción que es poder ir a entrenar a los pantanos de Pareja o Entrepeñas. Para los que somos de aguas abiertas es buena opción, no tiene nada que ver pero yo me conformo. 

Creo que lleva nadando desde que era pequeña, ¿cuándo descubrió las aguas abiertas y qué sensación distinta siente en ellas para que le gusten tanto?

Empecé a nadar con seis años. Recuerdo perfectamente que iba a pintura al Palacio de la Cotilla y en casa de mis abuelos había piscina. Cuando empezaba a llenar la piscina y había un dedo de agua, yo ya estaba metida dentro, y no tenía ni uso de razón. Un verano, mi madre me apuntó a los cursillos del Patronato de la piscina y me preguntó si quería nadar o pintar. Y le dije que quería nadar. A partir de ese momento, con seis años, entré en un club de Guadalajara y empecé a competir. Siempre lo he hecho en salvamento y socorrismo y siempre en piscina. Tuve un parón deportivo grande por estudios en la universidad y la incorporación al mercado laboral y cuando cumplí 30 años decidí hacer triatlón. En muchos, se nada en aguas abiertas. En 2015, hice la primera travesía en aguas abiertas de diez kilómetros. Podía haber optado por algo más cortito y asequible pero ya que me pongo, me pongo. Nadé desde las islas Cíes a Vigo y desde ahí no he parado. Recuerdo esa travesía como que creía que jamás iba a llegar a la orilla. Me dolían los brazos como nunca lo había sentido pero me gustó tanto que a partir de ahí opté por hacer ultradistancia. 

¿Dedica su vida al deporte como le gustaría o tiene algún sueño relacionado con la natación que le gustaría cumplir?

Lo que busco ahora es disfrutar del deporte porque he competido durante muchos años. Uno de mis sueños es que me gustaría recorrer el mundo nadando. Cuando hablamos de viajes, hay personas que me cuentan lo bonitas que son las playas y los parajes, y yo les puedo decir que he estado nadando ahí. Mi sueño es buscarme una travesía que, a la vez, me permita viajar y disfrutar tanto del deporte como del ocio en cualquier lugar del mundo.

En su blog, asegura que "la vida es como una corriente de agua", ¿en qué momentos a nadado a favor y en cuales a contracorriente a lo largo de tu carrera deportiva?

La mayoría de las travesías empiezan a favor. Eso te da un plus de confianza que está muy bien pero, siempre, en todas las travesías, igual que en nuestra vida, terminan con la corriente en contra cuando te flaquean las fuerzas y llevas muchas horas en el agua. Todas las travesías terminan con corrientes en contra. Me he encontrado que me he apuntado a alguna travesía que me decían que era muy fácil y luego encuentras dificultades. Por ejemplo, recuerdo una travesía de 21 kilómetros en la que me picaron 30 medusas. En todo momento, pensaba, me pica otra y me tengo que retirar. Al final, llegué, creo que por esfuerzo mental porque sabía que no iba a tener otra oportunidad de estar ahí en ese momento y tenía que aprovecharlo al máximo. Nuestro cerebro está programado para que, cuando hay un poco de sufrimiento, te dice que te pares y la vida es así, a veces va a favor y otras, en contra, podemos seguir la corriente porque estamos en una buena racha. Así es.

Supongo que durante la pandemia habrá tenido momentos en los que habrá tenido que estar 'en el dique seco', ¿cómo cree que el deporte nos puede ayudar a sobrellevar la situación que estamos viviendo por esta pandemia del coronavirus?

Creo que el deporte, y sobre todo la natación, es maravilloso, te hace conectar contigo mismo y te hace tener un momento especial de conexión que proporciona bienestar y te puede aclarar la mente y las ideas para luego poder relacionarte y tener mejor autoestima. Solo te podría decir cosas buenas de la natación.

¿Habrá notado el tiempo que no ha podido practicar deporte por las restricciones del Covid?

Sí, además, el cuerpo es muy desagradecido. Con lo que cuesta ponerse en forma, cuando lo dejas, cómo es posible perder tanto. Luego cuesta mucho. Pero yo también siempre he dicho que quien tuvo, retuvo. Es verdad que muchas veces me preguntan cómo soy capaz de estar tantas horas nadando. Llega un momento que, por mucho que entrenes, tus fuerzas empiezan a flaquear, tanto físicas como mentales, y estoy segura que lo que te lleva, al final, es tu cabeza. Tienes que tener la cabeza super bien amueblada para llegar hasta el final. 

Hablemos de la maternidad. A los pocos meses de nacer sus dos hijos participó en pruebas que le exigieron un notable esfuerzo. Primero, hizo una travesía a nado en Menorca y, en la segunda ocasión, cruzó el estrecho de Gibraltar a nado. ¿Cuándo empezó a gestar en su cabeza estos retos y cómo se preparó para ello durante el embarazo?

Con mi primera hija, Daniella, que fue cuando hice la travesía de Menorca estuve nadando hasta el último momento. Lo bueno de la natación es que no tiene impacto y es muy beneficioso para mujeres embarazadas. Por eso, pude estar hasta el último momento con la idea de hacer esta travesía. Una vez que nació, me recuperé estupendamente, y pude seguir entrenando. Esta travesía fue en septiembre de 2017, ella nació en mayo y durante esos meses, me pude estar preparando. He sido madre lactante y, entre toma y toma, me iba a la piscina. Y en el otro caso, cuando hice la inscripción para cruzar el Estrecho de Gibraltar, había una lista de espera tremenda. Justo cuando me quedé embarazada, me llegó una carta de la asociación que organiza los cruces diciéndome que en 2019 era mi turno. Eché cuentas y si el niño nacía en marzo o abril, pensé que en junio estaría lista para el cruce. Me estuve preparando durante el embarazo hasta el final. Lo único que por el nacimiento de mi segundo hijo me practicaron una cesárea, pero se adelantó tres semanas y me dio tiempo a recuperarme y entrenar para hacer este cruce.

¿Cree que el deporte de élite está preparado para las mujeres que tienen hijos en igualdad de condiciones que para los hombres, sobre todo en los primeros meses?

Es muy complicada la conciliación personal con el deporte. Tienes que estar muy pendiente de terminar una toma para irte a entrenar y volver a tiempo. He hecho travesías siendo madre lactante. Estás en el agua siete horas y media, más el tiempo que te has ido antes para coger el barco que te llevará al punto de salida. Cuando vuelves igual has estado nueve horas sin poder dar de mamar al bebé. Recuerdo en una travesía en el Ebro que nada más salir del agua, me dejaron que me montase en una ambulancia porque mi hijo quería comer. Yo estaba agotadísima pero él quería comer y allí estaba yo. Creo que es complicado. Sobre todo, los primeros meses. Una mujer tiene una capacidad bestial de recuperación y si te dedicas solo al deporte de élite, que no es mi caso solo, es duro. 

Hace algo menos de un año, Ona Carbonell utilizó la redes sociales para denunciar las complicaciones que iba a tener para continuar con la lactancia materna en las Olimpiadas de Tokio, después del gran esfuerzo que le había supuesto entrenar y mantener esta alimentación para su hijo, ¿cree que es necesario mostrar más las dificultades o las renuncias que hacen las mujeres deportistas para que haya más concienciación y ayuda?

Estoy a favor de que todo lo que ocurre se diga y se exponga para que se normalice la situación y para que las mujeres que están pensando ser madres no tengan ese miedo de no ser las mismas que eran. Obviamente, las mujeres cambian después de ser madres y estar embarazadas pero siempre se puede llegar al mismo estado o, incluso, a estar mejor que antes de ser madre. Estoy muy a favor de que la gente exponga lo que realmente sucede para que se conozcan los casos porque si no se dice es como si no pasase absolutamente nada. Creo que a Ona Carbonell no le dejaron llevarse a su bebé a las Olimpiadas y eso es muy injusto para una madre. Sería más fácil si facilitasen poder conciliar.

Creo que comparte con su marido la pasión por el deporte al haber compartido más de una competición, no sé si practican deporte en familia porque entiendo que serán todos buenos nadadores, ¿no es así?

Mi hija Daniella es muy acuática. Va a cumplir cinco años, todavía no va a entrenar, pero sí que nada ella sola desde hace un montón de tiempo y va a la piscina todos los lunes. Creo que eso se lleva en los genes. Y mi hijo pequeño, Luca, que tiene dos años, lleva montando en bicicleta bastante tiempo sin ruedines. Es algo que llevan en la sangre. Nos gustaría poder practicar deporte juntos. 

Es una mujer de retos, ¿tiene alguno en mente en estos momentos?

De momento, en mente, no tengo nada. Estoy volcada en un negocio que acabo de emprender ahora y el día 26 de febrero seré ponente en las charlas Tedx Alcarria y estoy centrada en preparar la charla. Cuando pase, me voy a proponer hacer algo con mi compañero de fatigas que es Nacho Redondo. Algo se nos ocurrirá. En cuanto me dice, vamos a hacer esto, le digo que sí. Creo que los límites te los pones tú.