Las mujeres dejan de ser meras acompañantes en la caza

Belén Monge Ranz
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Hasta hace unos años la caza era una afición más vinculada a los hombres, pero hoy la presencia femenina gana peso en el sector

Adelina Lara y Cruz González durante una jornada de caza. - Foto: L.T.

La actividad cinegética dejó de ser una afición solo de hombres y cada día son más las mujeres que se suman a la práctica de este deporte. «Cuando empece no había casi ninguna mujer, pero cada vez somos más, y también chicas jóvenes», afirma Adelina Lara, la única fémina de la nueva Junta Directiva en la asociación de cotos de caza Atica.  

Su pasión por portar un rifle y salir a cazar le viene de familia. Con apenas cinco años empezó a salir con su padre y ahora ella se lo ha inculcado a su hijo. «Desde pequeño he llevado conmigo a mi niño porque hay que enseñarles desde la infancia a amar el campo y la naturaleza», declara esta cazadora y agricultora de Usanos.   

Aprendió a tirar con una escopeta de un único cartucho de 12 milímetros. Practica tanto la caza mayor como la menor y, aunque cree que siempre hubo mujeres apasionadas a la actividad cinegética, reconoce que «en los pueblos, sobre todo hasta hace unos años, era un hobby más vinculado a los hombres». De hecho, admite que todavía, cuando va a alguna montería, hay varones que «empiezan a cuchichear y a reírse, pero cojo, miro para otro lado, y me da igual que digan misa», subraya mientras manifiesta que, en general, «la gente es maja» y «nunca me he sentido discriminada. Si hubiera sido así, tal vez hubiese dicho algo», indica.  

 Adelina Lara y Cruz González durante una jornada de caza. Adelina Lara y Cruz González durante una jornada de caza. - Foto: L.T.«¡Iluminados!»

Sobre la Ley de Bienestar Animal, se pregunta «quién inventa estas leyes». «Será algún iluminado que se aburre», declara temerosa por el futuro de un sector del que vive mucha gente y que «podría irse al garete». 

Entre sus desafíos desde la nueva responsabilidad que ostenta, Lara se plantea retomar las reuniones con presencia de responsables de seguros y de la Administración, y trabajar con ahínco para defender el sector dejando a un lado la política.  «Ahora casi da miedo decir soy taurina y me gusta la caza»,  lamenta mientras invoca una renovación generacional que pasa por inculcar a los niños lo que supone esta actividad. 

En el caso de Cruz González, su interés por la caza se remonta a hace apenas cinco años, y «por necesidad -dice-». Es también agricultora y al ver como los animales destrozaban los cultivos decidió entrar en Atica para «luchar desde dentro». No ve machismen el sector, ni tampoco privilegios por ser mujer. Asegura que cuando llega a una montería, sortea como todo el mundo. «No te dan un puesto por ser mujer ni tampoco te lo quitan por serlo, sorteas como todos los cazadores», explica.  

Coincide con Lara en que cada vez hay más mujeres que no solo van de acompañantes «sino que llevamos un arma y también matamos nuestras piezas», declara. 

En cuanto al futuro cinegético, lo observa con intranquilidad. Piensa que «se aprieta mucho al sector» desde las administraciones  y cree que para acabar con la «terrible»estadística de accidentes de tráfico que ocasionan los animales hay que  abrir las vedas de más especies durante todo el año. «Es ya un problema social», concluye.

Ycon el fin de dar más visibilidad a la mujer, Fernando Moreno y su socio van a organizar para el próximo mes de enero una montería solo para mujeres. «Queremos que se vea que la caza no solo es cosa de hombres», afirma