José Manuel Patón

LA PLUMA CONTRA LA ESPADA

José Manuel Patón


Sánchez no está loco

25/05/2022

Es cierto que Sánchez ha cambiado. Antes, cuando los separatistas catalanes intentaron dar el golpe de Estado, perdón, la chapuza de golpe de Estado, Sánchez se puso patrio y apoyó al PP en la aplicación del art. 155. Pesaba mucho la humillación a las fuerzas del Estado, el que los payasogolpistas se subieran encima de los coches de la policía y de la guardia civil, y ésta, por prudencia no se liase a mamporrazos o a tiros como lo hubieran hecho los venezolanos en un caso parecido, y España entera estaba en contra de esa conspiración barata que había planeado Puigdemont desde la Generalitat.
Sánchez se puso del lado de los buenos, porque así ganaba votos. Pero Sánchez es dinámico, y lo que quería era el poder. Su capacidad intelectual estaba más que demostrada cuando lo echaron del PSOE y volvió como MacArthur  a las Filipinas, erigiéndose en el líder de un PSOE debilitado por el 'iluminado' Zapatero. ¿Pero que era el partido socialista antes de Sánchez y Zapatero? Felipe había renunciado al marxismo, y se había convertido en un social demócrata de primera especial. Sánchez se dio cuenta que la vuelta ideológica del partido socialista al centro, renunciando a todo aquello que supuso el estalinismo de Largo Caballero, había inclinado la opinión pública de España hacia la derecha. ¿Qué significaba las dos mayorías absolutas del PP con Aznar y con Rajoy? ¿Cómo era posible después del franquismo? Pues muy sencillo, Felipe llevaba 14 años en el poder, y esa opinión pública que después del franquismo se hizo de izquierdas ahora en una proporción muy grave se había vuelto de derechas, y todo porque con todos sus problemas, la gestión económica, bajando impuestos y dando más libertad a los empresarios parecía resistirse al partido socialista.
Por eso Sánchez entregó parte del poder y nombró ministros a los de Podemos y a los comunista, a ver si una nueva pasada por la izquierda volvía a poner las cosas en su sitio. Permitió a Podemos hacerse con la televisión pública y con otros medios, pero la realidad es lo que es, y la gestión volvió a pesar más que esas consignas fanáticas de la ultra izquierda. Oyendo a Rufián, te pones del lado contrario. Oyendo a Puigdemont te haces anti separatista, oyendo a Echenique, te haces monárquico, y eso sin oír a los contrarios, porque España cada vez es más culta y el revanchismo gerracivilista  solo estaba en el corazón de los muertos de la guerra civil, no en los que cobran un sueldo de su trabajo, ni en los parados generados por Zapatero. España como todos los países de Europa es un país que valora la gestión económica, porque de ahí dependen las habichuelas de cada día. Se acabó la revolución, prima la gestión, por eso no tiró a la basura la reforma laboral y le dio solo una mano de pintura. Tampoco ha hecho caso de los comunistas aunque les deje hacer publicidad de las consignas de la izquierda porque hasta los líderes del PSOE de las comunidades autónomas se niegan a gobernar con la mano en el corazón y lo hacen con la mano en la cartera.