Esguince de tobillo: prevenir y actuar

SPC
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Con la llegada del buen tiempo y la práctica de más deporte en el exterior aumenta la incidencia de esta lesión en las extremidades inferiores, la que más se atiende en Urgencias

En primavera, cuando los días se alargan y las temperaturas invitan a practicar deporte al aire libre, es común que se produzcan más esguinces de tobillo, la lesión de la extremidad inferior que con mayor frecuencia se atiende en Urgencias y Atención Primaria. Como explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, «la llegada del buen tiempo es un factor clave para que aumente la incidencia del esguince. Cualquier persona puede sufrir uno al dar un mal paso en una calle mal asfaltada o bajando unas escaleras, pero, obviamente, la práctica de deporte es una de las actividades que más lo causan, especialmente en la franja de edad de entre los 21 y los 30 años». 

En el caso de que el esguince sea leve -grado I-, se manifiesta con dolor, hinchazón leve y, en algunas ocasiones, un ligero moratón, pero no se pierde movilidad en el tobillo y la persona es capaz de caminar, ya que el ligamento solo se ha estirado demasiado o roto ligeramente (menos del 5 por ciento de las fibras). Si hay un desgarro o rotura parcial del ligamento -grado II-, aumentan el dolor, la inflamación, el hematoma puede ser mayor y la movilidad del tobillo puede verse limitada. También puede resultar difícil apoyar peso sobre el pie, lo que resulta imposible en caso de esguince severo -de grado III-, consecuencia de una rotura o desgarro total del ligamento (que cursa además con gran inflamación y hematoma muy evidente).

Como explica el doctor Maset, «si no es grave, la mayoría de los pacientes evolucionan de manera favorable y pueden retomar en pocos días su vida, deportes y actividades normales, siempre y cuando acudan al médico y apliquen correctamente las pautas que indique y que, se resumen en el acrónimo DICE: Descanso, hielo durante las primeras 48-72 horas, compresión y elevación.

 Es decir, tras sufrir un esguince es necesario que interrumpamos nuestra rutina física durante algunos días (dependerá de la gravedad del mismo) y hagamos reposo, que apliquemos frío en el tobillo tres o cuatro veces al día, que lo inmovilicemos con un vendaje o férula y que lo mantengamos elevado el mayor tiempo posible». 

Solo en el caso de los esguinces más graves, podría llegar a ser necesaria una cirugía, un tiempo de reposo de varias semanas y, posteriormente, un programa de rehabilitación, que incluirá ejercicios para aumentar la fuerza y la flexibilidad de la articulación.

«Desafortunadamente, la impaciencia empuja a algunos deportistas a no respetar los tiempos que su tobillo necesita para recuperarse por completo. Las prisas por volver a la actividad o retomar sus rutinas físicas pueden llevarles a usar a pleno rendimiento la articulación antes de tiempo, lo que aumenta el riesgo de una recaída de esta lesión y, si esta se produce varias veces, el esguince puede volverse crónico», explica.

El peligro de que la lesión se repita es mayor durante los 12 meses posteriores desde que se produjo, por lo que, durante este período de tiempo, hay que ser especialmente cuidadoso a la hora de practicar deporte. De hecho, las personas que padecen esguince de tobillo pueden sufrir secuelas residuales, bien sean esguinces recurrentes, inflamación o dolor o inestabilidad en el tobillo.

Por eso, como concluye el  médico, «tras un esguince, es muy importante tomárselo con calma y respetar los períodos de reposo indicados, aun cuando el dolor y la hinchazón hayan desaparecido y, si es el caso, finalizar completamente el programa de rehabilitación. De igual modo, hasta que el tobillo se haya recuperado, es preferible intentar no caminar o hacer ejercicio por superficies irregulares, así como evitar las actividades que impliquen correr o cambios bruscos de dirección».