El despegue del nuevo proyecto museográfico del Palacio del Infantado coincide en el tiempo con el 185 aniversario de la fundación del Museo de Guadalajara y, además, con su medio siglo de presencia continuada en el edificio más emblemático de la capital. En concreto, esta efeméride tendrá lugar el próximo mes de julio y está prevista la organización de algún tipo de acto o ciclo conmemorativo.
El origen de esta entidad cultural se remonta al 19 de noviembre de 1838, cuando abrió sus puertas en el convento de la Piedad coincidiendo con la promulgación del Real Decreto de 1837 que encargaba a las comisiones científicas y artísticas la creación de museos, en la época de la Desamortización de Mendizábal. Tras sufrir diversos avatares históricos y pasar por diferentes emplazamientos, lo que incluso motivó la dispersión de sus obras y las imposibilidad de exhibirlas durante casi un siglo, el Museo de Guadalajara recaló en el Palacio del Infantado, por segunda vez y de manera definitiva, en 1973. Para el que es su director desde hace dos décadas, Fernando Aguado, este aniversario tan redondo viene a significar un «punto de inflexión» en la consolidación del Museo de Guadalajara como institución cultural y con la mirada puesta en su adaptación «a las nuevas exigencias del siglo XXI». «Si todos estos proyectos se llevan a cabo, sería entrar en otra época completamente distinta», subraya.
Balance
Para Aguado resulta «complicado» hacer un balance de la trayectoria del museo más importante de la provincia. «El camino recorrido ha sido duro, el Museo de Guadalajara ha ido mejorando en estos 50 años, es indudable, pero todavía tenemos mucho recorrido por delante», afirma. «Todos los museos son instituciones muy complejas. Nos encomiendan muchas funciones (documentación, restauración, investigación, exhibición, difusión del patrimonio, etc.) y museos como el nuestro reciben todos los objetos arqueológicos que proceden de la provincia, con lo cual las colecciones crecen exponencialmente de una manera que no podemos prever. Por lo tanto, necesitamos de mucha inversión, de personal técnico y la administración no se está destacando por esa atención», añade. Por otro lado, este profesional advierte sobre la «mala difusión» que arrastra el Museo de Guadalajara, algo que espera que cambie con la llegada de la iniciativa Prado Extendido. «Nuestros visitantes siguen mostrando sorpresa por encontrarse lo que se encuentran, tanto por el edificio como por la colección que tenemos». La presidenta de la Asociación de Amigos del Museo, Elena García, coincide en que «hace falta más publicidad del propio museo e integrar museo y edificio, que todo esté más unificado».
Lo cierto es que la colección permanente del Museo de Guadalajara sigue siendo una gran desconocida para muchos a pesar de su contrastada calidad. «No es como las exposiciones que encontramos en otros museos sino que es más dinámica, agrupa las obras por su función y creo que conseguimos algo que es muy difícil en la museología que es no sólo mostrar objetos sino ver las personas que están detrás de esos objetos», indica Fernando Aguado, quien también reivindica el valor de las piezas «extraordinarias» que se exhiben en este espacio.
En cuanto a las visitas, Aguado asegura que «no nos obsesiona tanto el número de visitantes como la calidad de la visita que podemos ofrecer, ése es nuestro reto diario». En todo caso, la tendencia es positiva. En 2002, registró 51.116 visitantes, 18.328 más que en 2021. El espacio más visitado del Museo fue la colección permanente Tránsitos con 35.534. Respecto a las exposiciones temporales, la más concurrida fue la dedicada al Ataifor de Guadalajara, con 6.882 visitantes.