La toponimia da nombre al conjunto de nombres propios de lugar de un país o región. En este caso, nos fijamos en la toponimia menor, la que atiende a los nombres que reciben aquellos puntos más representativos de un pueblo. Esos nombres que no están escritos en ninguna parte y que se refieren a fuentes, cerros, montes o parajes concretos. Que los conocen los que son del pueblo y que transmiten a sus allegados. Como los cuentos y leyendas, forman parte de la cultura popular de un municipio y que, llegado el momento, si mueren aquellos que atesoran todo ese conocimiento oral, esas palabras se van con ellos para siempre.

Juan Ramón Muñoz ha dedicado años a plasmar en un mapa la sabiduría popular de su pueblo, Robledo de Corpes. Siente un gran afecto hacia este lugar y sus gentes. Recuerda con cariño los paseos que daba con su padre por todo el término municipal cuando era pequeño. Y ahí, en la tierna infancia, nació el interés por una tarea, la de recuperar los nombres populares de todos los parajes de su pueblo, que convirtió en vocación y que, ahora, quiere que sea una dedicación mayor a través de un servicio de ayuda otros municipios para evitar que ese conocimiento oral se acabe perdiendo.

«Cuando yo era pequeño salíamos a hacer excursiones al campo con mi padre. Siempre digo que mi padre me enseñó el primer nombre de un lugar. Quedé absolutamente enamorado y fascinado porque los lugares tuviesen un nombre. Cada rincón tenía un nombrecito. Un nombre, además, absolutamente evocador y precioso. De alguna forma, me di cuenta de que todo eso se iba a perder porque no había transmisión de padres a hijos, ya la gente había emigrado de la ciudad, y la tradición de que pasaba de boca en boca no se estaba transmitiendo. Me pareció tan indignante que no podía consentir que toda esa riqueza se perdiera», relata Juan Ramón Muñoz que señala que «he decidido que quiero dedicarme a esto de lleno, quiero colaborar en lo posible en la recuperación de nombres de otros pueblos». 

Juan Ramón muestra orgulloso el trabajo en el que ha invertido muchos años de su vida para detallar cada uno de los lugares que conforman la realidad de su pueblo y los alrededores de su término municipal. - Foto: Javier PozoPor ello, ya está inmerso en proyectos para la recuperación de nombres populares en dos municipios de Soria, Almarza y San Andrés, así como en Pradosegar, en Ávila, y que ahora está colaborando con la Asociación Serranía Norte de Guadalajara para realizar los mapas de municipios de aquella zona de la provincia, proyecto por el que ya se han interesado Valverde de los Arroyos, Zarzuela de Jadraque o Villares de Jadraque.

«Es un proyecto muy ambicioso. No sabemos cómo lo podremos hacer pero sería una cosa muy deseable. Invito a todo el mundo que esté interesado a que se ponga en marcha. El tiempo se acaba. No tenemos mucho tiempo para hacer esto y animo a todo el mundo que tenga inquietud a que hablen con sus mayores y les saquen toda la información que puedan porque merece la pena que se preserve», anima Juan Ramón quien confiesa que «cuando hice el mapa de mi pueblo no me podía imaginar la repercusión que podía tener. Cuando enseño el mapa, la gente que es de pueblo, dice que es lo que les gustaría tener de su pueblo. Efectivamente, amigos y compañeros cercanos les he hecho el mapa mudo de su pueblo».

RECAPITULACIÓN. De niño, con diez u once años, no más, Juan Ramón recuerda que empezó a recopilar nombres que le daba su padre en libretas. Aunque su padre falleció, siguió documentándose. Reuniéndose y saliendo de paseo con otros vecinos de Robledo de Corpes. Gracias a estas conversaciones y encuentros pudo contrastar y ampliar datos. Después, llegó el momento de consultar otras fuentes: «En el Catastro, se conserva un porcentaje que, en el caso de Robledo, puede rondar el 50% de los nombres porque se hace alusión a los nombres agrícolas. Todo es tradición oral, no están escritos en ningún sitio, solo lo sabe la gente. Lo que tenía que hacer es hablar con la gente. Además, con cada nombre que me decían me contaban una anécdota. Con lo cual, he disfrutado muchísimo hablando con la gente mayor del pueblo. Me han contado su vida en cada uno de los rincones del pueblo», relata Juan Ramón.

Juan Ramón muestra orgulloso el trabajo en el que ha invertido muchos años de su vida para detallar cada uno de los lugares que conforman la realidad de su pueblo y los alrededores de su término municipal. - Foto: Javier PozoReconoce que lo que más trabajó le llevó fue trasladar toda la información que había recopilado en carpetas a un mapa. Para hacerlo, dibujó croquis pero, aún así, no sabía como situar los lugares en el mapa topográfico que obtuvo en el Instituto Geográfico Nacional (IGN). 

«Si hubiese tenido un mapa mudo de mi pueblo, mi labor me hubiese sido mucho más fácil. Me basé en un mapa topográfico pero tiene mucha información. El mapa hay que simplificarlo lo máximo posible y solo poner los arroyos, los cerros, los caminos principales, las cosas de patrimonio, las fuentes, las casillas del ganado o los caminos antiguos. Hay gente que, como yo, le cuesta mucho trasladar los listados de nombres a un mapa. De hecho, ahora hago mapas mudos para gente que quiere recopilar los nombres de sus pueblos», detalla Juan Ramón.

En 2018, concluyó el primer prototipo. Pero no quedó satisfecho con el trabajo. Quiso mejorarlo estéticamente. Para esta labor, contó con la colaboración de su hija. En julio de 2020 dio por finalizado su trabajo con una excelente acogida por parte de los vecinos de su pueblo.

Juan Ramón muestra orgulloso el trabajo en el que ha invertido muchos años de su vida para detallar cada uno de los lugares que conforman la realidad de su pueblo y los alrededores de su término municipal. - Foto: Javier Pozo«Sintieron entusiasmo. Todo el mundo en mi pueblo tiene un mapa en su casa. Es un orgullo. Hay gente que percibe la importancia que tiene esto. Lo terrible es que todo esto se pierde. Cuando fallezca cierto número de gente que son los poseedores de esta tradición oral, se pierde para siempre y es una tragedia terrible», reconoce Juan Ramón Muñoz.

Robledo de Corpes pertenece al partido judicial de Sigüenza y cuenta con 45 habitantes censados, aunque Juan Ramón considera que no habrá más de 15 personas viviendo allí todo el año. Hay nombres que él ha recuperado para el mapa que estaban a punto de caer en el olvido porque solo lo conocían unos cuantos mayores. Ninguno de ellos los conocía todos pero hablar con muchos de ellos a lo largo de los años le ha permitido contrastar cada uno de los términos nominales.

Ahora, Juan Ramón está entregado a esta pasión de la toponimia menor y quiere crear perfiles de redes sociales para ofrecer sus servicios como ya ha hecho a los municipios de la Asociación Serranía Norte de Guadalajara. «Animo a todo el que tenga oportunidad de hacerlo que lo haga porque es una cosa preciosa», dice sin esconder su entusiasmo.

Un mapa elaborado durante más de 30 años

El mapa de Robledo de Corpes que ha realizado Juan Ramón está lleno de detalles. En él, se pueden leer nombres singulares y representativos para los vecinos del pueblo como las minas de San Faustino o La Juana, la fuente de El Plumar o los nombres que reciben la veintena de casillas, como la de Los Hoyos, que están ubicadas en la zona conocida como Las Majadas.

Pero además pueden verse muchas ubicaciones situadas en los alrededores del término municipal de Robledo de Corpes que también son puntos de referencia para sus vecinos como el molino de la Magdalena cerca del río Bornova, la fábrica de La Constante donde se fundía la plata que se extraía de Hiendelaencina, el cerro del Montón de Trigo, que es una zona frecuentada por los oriundos de Robledo de Corpes para recoger níscalos, o el Chozo Viejo, ambos en Gascueña. «A pesar de que está fuera, son cosas que todo el mundo conoce», puntualiza el autor del mapa, en el que ha invertido «muchos años. Se puede decir que desde pequeño, pero ha sido una labor muy irregular. Puedo decir que he estado haciendo el mapa 30 años o más».