El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha dicho hoy que "España está en manos de las minorías con una complicidad evidente" de Pedro Sánchez y ha alertado de que esta situación y que el propio Gobierno cuestione los límites de la ley puede provocar que "el marco constitucional" se rompa.
Lo ha señalado durante la clausura del debate en el Congreso "Los Valores Constitucionales en la España del Siglo XXI", en el que ha participado también la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, el exministro de UCD Rafael Arias-Salgado y el ex secretario general del PSE Nicolás Redondo Terreros.
"Nada es imposible. Cualquier nuevo paso hacia el abismo es posible, precisamente porque ese marco constitucional que establece los límites se cuestiona desde las mismas instancias del Gobierno", ha alertado el líder de los populares.
Por ello, ha advertido de que "ese marco puede romperse" y ha zanjado: "No lo digo por lo que ha pasado y está pasando, sino sobre todo por lo que puede pasar".
Feijóo ha afirmado que, si bien "los pactos y las cesiones" han sido habituales durante la transición y la democracia, lo que ha hecho el Gobierno representa "graves cesiones" de las que "no hay precedentes" a grupos minoritarios que intentaron que "descarrilara la democracia" en España y que no quieren la Constitución.
Ha sostenido que el Gobierno lo hace por un "beneficio privado" y "no público" y ello priva a los españoles de los "mecanismos esenciales para defender la democracia".
Antes de intervenir Feijóo, Arias-Salgado ha apelado al consenso como "secreto del progreso" y base para "la consolidación de las instituciones" y ha considerado "grave" para la democracia, en alusión al Gobierno, romper los consensos para "introducir cambios por la puerta de atrás".
Ha citado como ejemplo, entre otras, la ley de Memoria Democrática, que cree que "trata de deslegitimizar" la transición, el proceso constituyente e incluso las propias instituciones del Estado.
Por su parte, Redondo ha pedido a los partidos que rompan "la política de trincheras" porque "es mala para el país y nos relaciona con lo peor de nuestro pasado -ha dicho-", y ha enarbolado el espíritu de la transición que posibilitó "la discrepancia desde la concordia y el enfrentamiento" incluso "desde una relación personal" entre los políticos.