Música que cura el alma

Antonio Herraiz
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'Mi voz por tu sonrisa', la organización sin ánimo de lucro que ayuda a niños con capacidades distintas (autismo, down o parálisis cerebral) celebra su gala benéfica 'Sin etiquetas' el sábado 3 de diciembre en el Teatro Buero Vallejo

Música que cura el alma - Foto: Javier Pozo

Tenía 33 años y Nati Baldominos (Guadalajara, 1967) estuvo más muerta que viva. Rozó el final sin ser consciente. Y ocurrió en uno de los momentos de mayor alegría para cualquier madre: el nacimiento de tu primer hijo. El parto se complicó, durante la cesárea le faltó oxígeno a la médula y sentada en una camilla se desangró. «Es un caso de mala praxis médica de libro». Mientras Clara llegaba al mundo, Nati estuvo a punto de marcharse para siempre. Consiguieron recuperarla y empezó una nueva vida con secuelas irreversibles. No podía caminar y los dolores eran permanentes, como si un martillo percutor golpeara las distintas partes de su cuerpo sin parar. Pero eso no era lo que más tormento le provocaba. Estuvo varios meses ingresada sin poder ver ni tocar a su bebé. Tras recibir el alta, ni siquiera podía pasear a su hija con el carrito. «Me limitaba a elegirle la ropita y poco más». 

Aquello ocurrió en el año 2000 y Nati ha intentado borrarlo. «Aprendes a vivir». Aunque con unas condiciones completamente diferentes y con una discapacidad reconocida del 88%. Tocaba volver a empezar. Hasta ese momento, impartía clases de inglés y música en el colegio Adoratrices, donde había estudiado de niña. Es licenciada en Filología Inglesa y en el Conservatorio de Guadalajara se graduó en la especialidad de Canto bajo la dirección de la prestigiosa soprano Ángeles Chamorro. Cantaba clásico y todo tipo de géneros: folk, con el grupo Arrabal, y también en la rondalla de su pueblo, El Pozo de Guadalajara. Tocaba la guitarra, bailaba, disfrutaba, vivía con normalidad… Y esa grave enfermedad rara, derivada de las negligencias durante el parto, cortó en seco todo eso. Había algo a lo que agarrarse: no había perdido su maravillosa voz. 

Postrada en la cama, sin poder tocar a su hija recién nacida, comenzó a cantarle canciones. «A ella le estimulaba y a mí me permitía alejarme, aunque fuera por un pequeño instante, de todo el sufrimiento que estaba viviendo». Sin pretenderlo, fue su primer acercamiento a la musicoterapia. Con composiciones propias, con letras íntimas en las que cantaba y contaba a su pequeña Clara cómo se habían conocido las dos. El poder de la música, «que cura el alma». Sus efectos están perfectamente demostrados. Hizo un máster de Musicoterapia y otro de Arteterapia para que todo su conocimiento se encauzara a estas dos disciplinas de la música. 

Había aprendido a vivir con el dolor y quería ayudar a gente con necesidades especiales y con capacidades diferentes. En ese momento crea Mi voz por tu sonrisa, una asociación sin ánimo de lucro que ha conseguido conjugar las técnicas de la musicoterapia y de la arteterapia para desarrollar un proyecto de ocio terapéutico. Ayudan a niños con síndrome de Down, con parálisis cerebral o con autismo.  «Los resultados son asombrosos. Solo en los casos más extremos, en aquellos niños con problemas más severos, no se consiguen desarrollar sus capacidades. En el resto, sí lo logramos, y lo que conseguimos de forma genérica es que sean felices. Están deseando venir al centro» 

Mi voz por tu sonrisa cuenta con otra vía de financiación que para ellos es muy importante. Viene a través de los conciertos que organizan. Quedaron suspendidos durante la pandemia y su gala benéfica Sin etiquetas vuelve por todo lo alto. Se va a celebrar el 3 de diciembre en el Teatro Buero Vallejo y el título es más que una declaración de intenciones. Nati está cansada de etiquetas. Lo sufre ella y se lo trasmiten los padres que acuden al centro. «La inclusión es la gran asignatura pendiente. Y no solo de aquellos casos más evidentes. Falta una inclusión general. Del niño que es más gordito o del que es más feo. Aquí no se trata de dar lástima. Hay que aprender a mirar a cualquiera con normalidad». En la gala, habrá actuaciones de varios artistas invitados y Nati presentará su último trabajo: Mi mundo interior. «La primera persona que tuvo el disco fue la reina Letizia». Fue durante la entrega de la Medalla de la Orden al Mérito Civil en junio de 2021. «Cuando me llamaron de Casa Real no me lo creía. Pensé que era una broma y estuve a punto de colgar. Pedí que me enviaran las credenciales por correo porque necesitaba confirmarlo». A partir de ahí, todo fue como un cuento de hadas que no quieres que se acabe nunca. Los ensayos en el Palacio Real los días previos, el trato con el personal de protocolo y el día grande. «Después de entregarnos las medallas, el rey se acercó y estuvimos hablando. Al hacernos la foto se agachó porque yo estaba en la silla. Le dije que me levantaba y ahí me agarró del brazo, que es como salimos en la imagen». Es el premio a una historia de superación y compromiso por ayudar siempre a los niños que lo necesitan.