Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


El Vitorero de Almansa

20/10/2022

No me puedo creer que todavía no sepan qué es lo que tiene en común el actual Rey de España, Felipe VI, con Andrés Gil, un trabajador de una empresa de zapatos de Almansa.
Pues no se preocupen, que yo se lo cuento.  Ni más ni menos que ambos son los últimos descendientes de sus respectivas líneas dinásticas de sucesión de evidente y consolidado arraigo, vinculadas las dos a la Batalla de Almansa, un hecho histórico que, a su manera, cambió la historia de las dos familias. En la guerra de Sucesión la Corona de Castilla y Navarra se mantuvieron fieles al candidato borbónico, Felipe V de España, mientras que la mayor parte de la Corona de Aragón apoyó al candidato austríaco, y la victoria felipista de Almansa en 1707 fue clave para el control sobre Aragón y Valencia, consolidándose así Felipe V y sus sucesores, los ancestros de Felipe VI, como Reyes de España.
Con Andrés Gil, casi lo mismo. Se trata del actual Vitorero de Almansa, un honor que viene heredando el primogénito de su familia en una tradición de más de tres siglos, precisamente también desde la Batalla de Almansa, el 25 de abril de 1707, cuando su antepasado, el molinero Antón Gil, corrió a dar la noticia a los almanseños, refugiados en el interior de la iglesia, de que las tropas españolas habían ganado la batalla, prometiendo entonces a la Virgen de Belén, patrona de Almansa, que «la acompañaría a todas las procesiones y romerías dándole vítores, y cuando él ya no pudiera llevar a cabo la promesa, de ello se encargarían sus sucesores». Y ahí tenemos a los Gil, y actualmente a Andrés Gil que, como sus antepasados, cada vez que sale a la calle la Virgen de Belén, la acompaña engalanado con la vestimenta tradicional compuesta de una capa, un gorro y una lanza, gritándole a la Virgen los mismos vítores que aprendió de su padre, transmitidos durante siglos de padres a hijos entre los protagonistas de esta peculiar y entrañable real dinastía de tradición y de orgullo.
Y ya que estamos, sírvame la historia del Vitorero para hablarles de la ciudad de Almansa, puerta obligada hacia levante desde Albacete y desde cualquier parte de Castilla-La Mancha, que bien merece una visita de prolongada estancia con grandes expectativas de disfrutar de su patrimonio monumental, de su magnífico castillo y del palacio renacentista de los Condes de Cirat, de sus fiestas de moros y cristianos o de la recreación anual de la Batalla cada mes de abril. Y para disfrutar, sobre todo, de su gastronomía y de sus vinos en los reputados restaurantes con los que cuenta la ciudad.
Alguno estará pensando que soy más almanseño que el mismísimo Vitorero. Pues no, ni soy de Almansa, ni tengo vinculación alguna con esta ciudad, lo que sin duda otorga mayor credibilidad a mi relato.