"Es un aliciente salir del entorno hostil en el que viven"

Beatriz Palancar Ruiz
-

La presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Guadalajara nos cuenta en esta entrevista las dificultades que han tenido para retomar, de manera precipitada, el programa 'Vacaciones en Paz' para la llegada de niños durante el verano

Elisa San Miguel es presidenta de la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde hace un año y medio. - Foto: Javier Pozo

Lleva tres años dentro de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, año y medio como presidenta. Elisa San Miguel Rodríguez (Alcalá de Henares, 1993) está ilusionada por el regreso del programa 'Vacaciones en Paz' por el que niños del Sahara Occidental, nacidos en 2014 en esta ocasión, pasarán los meses de julio y agosto en España. Sin embargo, no serán tantos como ellos quisieran. En los últimos años, ha ido cayendo precipitadamente el número de acogidas, un fenómeno al que ahora, además, le afecta la pandemia. La asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Guadalajara está en pleno proceso de revisión del número de socios, que se sitúa alrededor de las 140 personas, y esperan poder dar acogida, al menos, a una docena de niños. 

¿Están ilusionados por el regreso del programa 'Vacaciones en Paz'?

Sí, han sido dos años muy difíciles a todos los niveles. La pandemia ha venido a revolucionarlo todo. La actividad central de las asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui gira en torno al programa 'Vacaciones en Paz'. Este parón de dos años ha sido muy triste. Lo hemos sufrido y, este año, vamos corriendo. Siempre empezamos en enero con todos los trámites de captación de familias pero, este año, lo hemos tenido que retrasar porque hasta finales de febrero no nos hicieron una comunicación formal de que se retomaba el programa. Tenemos mucha ilusión.

Elisa San Miguel es presidenta de la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde hace un año y medio.Elisa San Miguel es presidenta de la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde hace un año y medio. - Foto: Javier Pozo¿Saben si ha sido difícil para los niños no poder venir a España?

Sí. El aliciente para las familias, y sobre todo para los niños, es poder retomar contacto con las familias de España para salir del entorno hostil en el que viven. Estos dos años se han vivido con malestar y también con incertidumbre.

¿Qué saben de cómo está pasando la pandemia el pueblo saharaui?

Elisa San Miguel es presidenta de la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde hace un año y medio.Elisa San Miguel es presidenta de la asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde hace un año y medio. - Foto: Javier PozoLas personas que están en los campamentos nos dicen que lo han vivido como un daño un poco relativo. Cuando vives en una situación tan extrema como en los campamentos de refugiados, la pandemia, que para nosotros ha sido una ruptura total de nuestra vida, para ellos, no ha sido tanto. Sus vidas están rotas desde hace mucho tiempo y no lo han vivido con el drama con que lo hemos vivido aquí.

¿A cuántos niños se acogió en acogida en la última edición de 2019 y cuántos esperan traer en 2022?

En 2019, el último año que se hizo 'Vacaciones en Paz', vinieron 24 niños y niñas a la provincia de Guadalajara. Esta cifra de acogidas ha ido decreciendo con los años desde que se inició el programa. Al principio, venían autobuses con 120 o 150 niños a pasar el verano. Este año, esperamos traer a unos diez o doce niños. Con eso, sería un éxito absoluto teniendo en cuenta el poco tiempo que hemos tenido para la captación y que, por la pandemia, a la gente le da miedo. Puede ser un número bajo pero teniendo en cuenta que, en enero, no sabíamos si podrían venir o no, es suficiente. 

¿Por qué cree que se ha ido reduciendo el número de acogidas?

No es una tendencia solo de la provincia de Guadalajara, es una tendencia a nivel nacional. Todas las asociaciones tenemos la misma sensación. Creo que es por muchos factores pero el principal es que requiere de un compromiso para el verano que es muy difícil por las vidas que tenemos aquí por el tiempo. Necesitamos a gente que tenga disponibilidad horaria durante los meses de julio y agosto. Desafortunadamente, tal y como nos lo hemos montado en esta parte del mundo, carecemos de ese tiempo. Eso dificulta mucho que una familia pueda acoger.

¿Existen reticencias, por el tema de la pandemia, por parte de algunas familias a la hora de acoger?

Las personas que ya han acogido saharauis no tienen esta reticencia porque conocen la situación en los campamentos y hay un vínculo emocional clarísimo. Es más con las personas que intentamos captar, con las nuevas familias, porque no solo tienen los miedos normales de cómo son los campamentos, los niños y cómo se comportan, además, se suman todos los miedos de si vienen o no vacunados. Siento que el miedo es más con las familias nuevas. Las familias que ya hemos acogido no nos hacemos tanto esas preguntas y entiendo por qué no están vacunados. Pero el miedo es libre y es normal que haya familias que no lo entiendan.

¿Quién decide la edad de los niños participantes en el programa?

La edad la deciden las instituciones saharauis. Ellos deciden cuál es el corte de edad de los niños que van a viajar. Este año, han decidido que sean los niños de 2014. Si todos los niños consiguieran salir, vendrían los de 2013 y así sucesivamente. 

¿Qué plazo tienen las familias interesadas para apuntarse a este proyecto para poder optar a la acogida de un niño este verano?

Teniendo en cuenta que tenemos que enviar documentación a las instituciones saharauis para los pasaportes colectivos, tienen hasta finales de mayo porque, para entonces, tendremos que mandar la documentación definitiva de las familias que van a acoger.

¿La asociación realiza algún proceso de selección de las familias?

No podemos hacer una valoración exhaustiva de cómo es la familia porque no tenemos capacidad para hacerlo. Lo único que buscamos es que el entorno sea adecuado y que las personas que vayan a hacerse cargo tengan tiempo. El objetivo es que el niño o la niña disfrute y le puedan llevar a lugares con ellos. 

¿Puede acoger cualquier tipo de familia o personas solteras?

Ha habido familias de todo tipo y, por supuesto, hay personas solteras que han acogido. Sí que es verdad que es recomendable que haya niños en el entorno porque ayuda, aunque no haya niños en la casa. No hay un criterio específico ni una familia a la que se le vaya a excluir. Solo hay que entender en qué consiste el acogimiento y dar tu tiempo al niño que es lo más importante. 

Durante su estancia, es recomendable que se realice una revisión médica al menor pero, ¿sabe si se les va a vacunar contra el Covid-19 como está ocurriendo con otros refugiados recientemente?

No tenemos mucha información de lo que va a pasar con las vacunas del Covid. Evidentemente, ellos vienen sin vacunar. Allí, no han llegado las vacunas. Podría ser que existiese la posibilidad de poder vacunarlos aquí pero eso va a ir en función de lo que nos digan desde las instituciones saharauis. Las niñas y niños siempre se hacen una revisión general y se les analizan los parásitos digestivos. Por nuestra experiencia, los pediatras recomiendan no hacer tratamientos porque estos niños regresan a los campamentos. Los médicos señalan que su cuerpo está preparado para el entorno en el que está y se les puede desproteger. No tiene sentido quitar eso para que vuelva a enfermar. Con la vacuna, no hay ninguna información oficial pero creo que va a ser en este sentido.

¿Cuál es la situación de los menores por las constantes crisis políticas con Marruecos?

Las cosas se están viviendo con relativa normalidad. Hay cierto nerviosismo porque no se sabe lo que va a pasar. Cuando salieron los últimos posicionamientos del Gobierno español respecto al Sahara Occidental sí que nos pusimos nerviosos porque no sabíamos lo que podía pasar con el 'Vacaciones en Paz'. Si había una ruptura institucional entre el Sahara y España, no sabíamos qué podía pasar porque para que los niños puedan venir hacen falta acuerdos. Eso generó más nerviosismo. Respecto a la situación política, esta sociedad lleva abandonada tantos años, que tampoco les ha pillado por sorpresa ni ha cambiado en nada su día a día. Habrá que ver qué es lo que va pasando.

¿Cómo valoran desde la asociación el giro que ha dado la política gubernamental recientemente en lo que respecta al pueblo saharaui y Marruecos?

Cuando me preguntan sobre esto, siempre digo que no sé si podríamos catalogarlo de giro porque siempre hay un posicionamiento más o menos claro. La situación del Sahara Occidental se lleva alargando varios años. El silencio o mantenerse ambivalente en los conflictos, también te posiciona. Parece que ha habido un posicionamiento pero creo que ya estaba porque nunca se ha hecho nada. Se ha dejado pasar el tiempo. Es verdad que ahora se ha hecho mucho más evidente. Sé que nos llega muy poca información, siento que hay planes perversos detrás de todo esto, del Gobierno marroquí y del Gobierno español, pero es una información que nunca vamos a saber. He vivido la situación con cierta tristeza porque en toda la crisis de Ucrania, como hemos comentado en la asociación, ves el trato que están recibiendo estos refugiados que es el que deberían recibir cualquier persona que está huyendo de su territorio. Nos alegramos pero nos preguntamos qué pasa con el resto. En concreto, con el pueblo saharaui que era un territorio español. ¿Por qué ellos no son merecedores de ese mismo trato digno que deberían tener? Ahí lo vivimos con cierta rabia. 

¿Consideran que hay refugiados de primera y de segunda?

Absolutamente. Y de tercera, incluso. Es por la hipocresía que gira alrededor de la política internacional. Las personas no son nada. Es más lo que simbolizan, más que personas. Eso me genera tristeza. En el conflicto del Sahara, para nosotros los refugiados tienen nombre y cara. Son parte de nuestra familia, les conocemos y son parte de nuestras vidas. Por eso, lo vivimos de una manera más emocional y pensamos que es injusto porque ellos también se merecen salir de la situación que llevan viviendo tantos años y parece que nadie se acuerda. 

¿Considera que alguna vez será posible que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas sobre el Sahara Occidental entre las que están la petición de un referéndum de autodeterminación?

Hay días que sí lo creo y otros que no, que me invade la desesperanza y creo que es imposible. La situación de las personas saharauis casi pasa por la salvación individual, no como pueblo. Pero ojalá. A veces, lo veo tan negro, porque si no se ha cumplido ya en más de 40 años, y cada año que va pasando hay más olvido.

¿Quiere trasladar algún mensaje para una familia que quiera acoger pero que aún tenga dudas?

Les diría que dejen de pensárselo. Es una experiencia maravillosa. No solo para los niños y las niñas saharauis que salen de un entorno hostil en el que están obligados a malvivir toda su vida, es una experiencia muy buena para nosotros porque es un aprendizaje para recolocarse en el mundo y saber cuál es nuestra labor. Al principio de la pandemia, se hablaba en los balcones que íbamos a salir más solidarios y más humanos, esta es una bonita manera de demostrarlo. Abrir las puertas de nuestra casa a un niño saharaui para mostrale que el mundo no es tan hostil como lo están conociendo. Les animaría a que nos pregunten porque la asociación está para acompañar durante todo el proceso de acogida. Animarles a que lo vivan.