Victoria Lafora

Victoria Lafora


El trampolín

07/10/2021

Dedicarse a la política en este país, actividad mal remunerada, se está convirtiendo en un trampolín para más altos destinos, cargos y sueldos. Muchos de los exministros, tanto del PP como del PSOE, ex concejales, ex parlamentarios etc, sólo se han dedicado en su vida laboral a militar en el partido en el que han crecido y les ha llevado a representar la voluntad popular.

Su falta de experiencia en el mundo laboral, incluso en ocasiones la vacuidad de sus títulos académicos (es bien sabida la prodigalidad de algunas universidades concediendo máster y post grado por ser vos quien sois) les habría impedido ser elegidos en unas listas abiertas. Pero la disciplina y la obediencia al líder es lo que determina la posición en las listas cerradas de los partidos.

Cuando cambia el de arriba, o simplemente se cansa, el futuro se plantea como un salto al vacío. Hay que ponerse a buscar trabajo, algo inédito para la gran mayoría, o lo que es peor, calmar el ansía de notoriedad, la ausencia en los medios al dejar de estar en el foco mediático.

Por eso, de un tiempo a esta parte, la "tertulias" de las televisiones y radios se han llenado de políticos en excedencia que buscan mantener la popularidad a la espera de algo mejor.

Estos programas, que comenzaron como debates sobre la actualidad con periodistas especializados en información política y que, al margen de opinar, daban información, se han convertido, salvo honrosas excepciones, en una reproducción del hemiciclo del Congreso.

Los del PSOE defienden a Pedro Sánchez, haga lo que haga, los del PP a Pablo Casado y los de Podemos a Yolanda o a Pablo Iglesias, según la tendencia.

Por cierto, Iglesias no necesita que lo defienda nadie porque el solo se ha buscado sus púlpitos y le resulta mucho más estimulante que la aburrida función de vicepresidente sin cometido alguno. Es, incluso, por su relación con el empresario catalán Jaume Roures, el que tiene el futuro económico con mejores perspectivas.

Su vergonzosa salida de la presidencia de la Comunidad de Madrid no fue inconveniente para que semanas después Cristina Cifuentes fuera una cara habitual en los programas matutinos de algunas televisiones. Igual que Celia Villalobos que defiende al PP incluso desde un programa de cocina.

Tampoco le fue mal al ex ministro del PP Eduardo Zaplana, este no necesitó los medios como trampolín para ser "colocado" en un altísimo cargo de Telefónica.

Pero el caso más paradigmático es el del político socialista madrileño Antonio Manuel Carmona, más conocido por sus actuaciones en las teles que por sus éxitos políticos. Supo mantenerse a salvo en el avispero de la FSM pero su enfrentamiento con Pedro Sánchez le sacó del Ayuntamiento y de la política activa. Ahora da el gran salto a la vicepresidencia de Iberdrola, en pleno enfrentamiento del Gobierno con las eléctricas por las tarifas de la luz y con un salario que le garantiza una cómoda vejez.

Se cuenta que el "Rasputín" de Moncloa, Ivan Redondo, quiso llegar a ser director del periódico El Pais. La afición por controlar los medios es otra forma de pervertir la democracia y utilizar esos medios como trampolín es una inmoralidad.