Abusar de las personas vulnerables

María Jesús Álava
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Manipular a alguien que está pasando por una situación difícil es relativamente fácil, por lo que conviene mantener alto el nivel de alerta, sobre todo ante los colectivos más frágiles

Cada día hay más casos de personas que están siendo utilizadas y manipuladas en situaciones de especial vulnerabilidad. Las víctimas pueden ser niños, adolescentes, jóvenes, adultos o mayores. El campo de actuación cada vez es más amplio, los engaños se suceden y los profesionales de la psicología, pero también la sociedad en general, asistimos a una situación tan preocupante como inhumana.

En realidad, manipular las emociones de alguien es más fácil de lo que podríamos pensar, especialmente cuando la persona está en una situación de vulnerabilidad: bien por enfermedad, soledad, fragilidad emocional, desamparo, de incertidumbre…

¿Cuándo una persona está vulnerable y es susceptible de engaño y manipulación?

Cuando le falta confianza, seguridad en sí misma y esperanza; esperanza en su presente y también en su futuro.

También cuando la realidad que está viviendo se escapa de su control, al menos en parte.

Esa vulnerabilidad hace que sea más susceptible al engaño y la manipulación.

¿La soledad y la fragilidad emocional están en la raíz de muchos engaños?

Sí que están en la raíz de muchos engaños, aunque son dos elementos diferentes, hay personas que afrontan muy bien la soledad, incluso la buscan, pero otras personas se sienten muy frágiles y dependientes de la compañía o de la aprobación de los demás, y eso las convierte en muy vulnerables.

Son muchas las personas mayores o frágiles emocionalmente que caen en las redes del engaño, la extorsión y la manipulación.

Los mecanismos son claros: empiezan por la manipulación emocional; les dicen que sienten mucho afecto por ellos o por ellas, después les cuentan que tienen familiares enfermos que necesitan su ayuda y precisan dinero; o que les conviene hacer una inversión que les va a resultar muy rentable… Las fórmulas son muy variadas, pero casi siempre utilizan los mismos resortes. Pena, que les quieren mucho… y, cuando ya se han ganado su confianza, les alejan de sus familiares.

Al final, terminan creándoles mucha dependencia emocional, o mucho miedo, pena, o vergüenza, pero les hacen sentir tan frágiles que acaban cayendo en sus redes y en su extorsión.

Cuidado, porque también vemos casos de personas mayores a las que algún familiar intenta desvalijar y, en muchos casos, cuando no se dejan, pretender incapacitarlas para manejar sus bienes.

Estas personas, en condiciones normales, si no fueran tan frágiles, si no estuvieran tan solas o se sintieran tan dependientes, no caerían en estas redes.

Por eso es tan importante activar las alarmas, cuando empecemos a notar conductas sospechosas o comportamientos extraños.

    

¿Existe un perfil de personas capaces de manipular y atentar contra la salud, el patrimonio y la dignidad de las personas?

• Sí que existe. Son personas sin escrúpulos, que justifican cualquier conducta por su parte, por muy depravada que sea.

• No tienen ética, ni principios, ni límites en la consecución de sus objetivos.

• Engañan constantemente, niegan la evidencia y tratan de culpabilizar a los demás de sus actuaciones.

• Son muy hábiles para convencer, manipular, extorsionar y hacer creer a sus víctimas que son las únicas personas de las que deben fiarse.

• Con frecuencia, cuando ya se sienten fuertes, tratan de aislar a sus víctimas, las alejan de sus seres queridos, les dicen que no les quieren, que pretenden aprovecharse de ellos o de ellas.

• No nos engañemos: no pretendamos razonar con este tipo de personas, no lo hacen, no les demos ninguna ventaja, alejemos inmediatamente a nuestros seres queridos de sus redes y preparémonos para cuidar sus heridas.

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