Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


¡Joder, qué tropa!

18/02/2022

El Breviario de política experimental del conde de Romanones se publicó en 1944. Han pasado 78 años y las recetas de este político, denostado por la izquierda y por gran parte de la derecha, siguen estando vigentes. Fue el cacique de la Alcarria, hábil comprador de votos y voluntades, y una de las figuras más destacadas de la España de finales del siglo XIX y primera mitad del XX. Aunque Álvaro de Figueroa y Torres no nació en Guadalajara, fue diputado por esta provincia, a la que le unieron sus padres, los marqueses de Villamejor, con innumerables propiedades por estas tierras.  
Dice el conde en su Breviario que «para conocer a fondo todas las miserias humanas, nada más eficaz que la vida política». En esas están ahora en el PP, aireando las suyas con un ventilador de gran potencia, cuando no ha pasado ni una semana desde que ganaron las elecciones en Castilla y León. Nunca antes una victoria fue tan efímera ni una derrota -la del PSOE- tan dulce. Con la vuelta de los espías y el fuego amigo, en el PP recuperan una estrategia de autodestrucción que no conoce límites, para gozo de sus rivales de izquierda y de derecha. No se trata de pegarse un simple tiro en el pie; lo que están haciendo es ponerse frente a una de esas ametralladoras capaces de disparar hasta 50 disparos por segundo.
Lo que pasa en la calle Génova se ha ido esparciendo desde hace tiempo al ámbito regional e incluso a parte del espacio local del PP. Tensiones a punto de estallar en cualquier momento bajo la batuta de Teodoros y Caseros, a los que les cuesta distinguir entre el sí y el no en una votación, pero que siguen en la dirección del partido sin haber perdido ninguno de sus galones.
 Antes del tsunami y tras conocer el resultado en Castilla y León, por el día de San Valentín -que todo es siempre más amoroso-, Paco Núñez dijo que la victoria de Mañueco «abre las puertas a un cambio de ciclo» en Castilla-La Mancha. Es algo muy parecido a lo que contaron cuando en Madrid arrasó Díaz Ayuso, a la que Núñez trata de imitar -después de lo de ayer, ya veremos con quién se posiciona- con más intención que recursos. Ni el presidente del PP regional es Ayuso, ni siquiera Fernández Mañueco, que viene de gobernar con pocas alegrías, pero sin excesivos ruidos ni polémicas. Enfrente, el panorama es también bien distinto. La fuerza de Emiliano García-Page no tiene nada que ver con Luis Tudanca y bastante menos con la trayectoria de Gabilondo, al que pescaron a última hora urgidos por la sorpresa del adelanto electoral.
Si en el PP quieren trasladar los resultados desde la comunidad vecina a Castilla-La Mancha, han de fijarse en otros movimientos. Lo que más les debería preocupar es el ascenso de Vox, un partido que a menos de dos meses para las elecciones no tenía candidato. Esa es la prueba que confirma la fuerza de la marca, al margen de quien se presente. La corriente de Vox trasciende ahora mismo candidatos y en el año que queda para las autonómicas no se va a diluir. Solo Feijóo en Galicia fue capaz de neutralizar por completo a los de Abascal. En Madrid, Ayuso también superó con nota el envite. Si miramos a la región, las comparaciones no son odiosas; son inútiles, más aún viendo la que tienen liada en Génova. Paco Núñez pude recurrir también al conde de Romanones: «Joder, qué tropa».