El antiguo albergue Betania de Cáritas en Guadalajara se va a transformar en un nuevo dispositivo para atender, de forma "integral y específica", a familias con hijos carentes de recursos, a las que se brindará la oportunidad de utilizar estas dependencias por un tiempo limitado, que podrá variar entre los seis meses y el año.

Así, esta antigua casa para personas sin hogar de Cáritas afronta actualmente su reconversión en seis viviendas que se pondrán a disposición de familias vulnerables, con el fin de puedan vivir en ellas si, por distintos motivos, carecen de un lugar donde alojarse.

Será el primer dispositivo de estas características que se levante en la provincia. "Somos testigos de que existía una necesidad importante de recursos de ayuda para acoger a familias con hijos y creemos que con esta opción se da respuesta a dicha realidad", afirma a La Tribuna Braulio Carlés, responsable de Accem y de Acción Social en la diócesis Sigüenza-Guadalajara.

La idea es que antes de que finalice la legislatura este recurso pueda abrir sus puertas, algo que Carlés no descarta dado que las obras avanzan a buen ritmo.

La capacidad de estas seis viviendas girará en torno a las 30 o 36 personas, un número similar al que disponía el antiguo albergue Betania, aunque con una disposición totalmente diferente. En este caso, cada familia residirá en su piso y tendrá su independencia, algo que hasta ahora no era posible. Se trata de apartamentos pensados para unidades familiares de entre cuatro y cinco miembros, que gracias a este recurso gozarán de una mayor autonomía y vida familiar. "Ese es el objetivo", subraya Carlés.

Paralelamente a esta ayuda, desde Cáritas se les apoyará en la búsqueda de trabajo o apoyo psicológico, si así lo requirieran.

El responsable de Acción Social de la diócesis da las gracias a las administraciones pues "sin ellas no sería posible abrir este nuevo recurso", cuya puesta en marcha supondrá una inversión en torno a los 800.000 euros. Un proyecto para el que el Ayuntamiento contempla una partida de 200.000 euros, la misma cantidad que garantiza la Diputación Provincial.

Carlés espera contar también con el apoyo de la Junta y del Ministerio para afrontar el coste total, para el que utilizarán, además, recursos de la recaudación del IRPF.

"Era una necesidad imperiosa en la provincia. No contamos con ninguno recursos para mantener unidas a familias amplias, familias con hijos", concluye satisfecho.