"Este tipo de fiestas, o son en el centro, o no son"

Beatriz Palancar Ruiz
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El ex alcalde de la ciudad, Javier de Irízar, publicó la celebración del primer encierro urbano de la capital en las fiestas de 1979 sin contar con la autorización del Gobierno Civil

Javier de Irízar fue el primer alcalde de la época democrática de la capital. - Foto: Javier Pozo

No esconde el orgullo que siente, Javier de Irízar (Guadalajara, 1949), siendo el primer alcalde elegido democráticamente después de la Transición, tuvo el valor de publicar en el programa
de fiestas de 1979 que se iba a celebrar el primer encierro urbano de la capital, eso sí con vaquillas, pero sin contar con la autorización del Gobierno Civil y con la advertencia
de su responsable de que no se iba a autorizar ese acto. De eso, ya han pasado más de 40 años y los encierros de Guadalajara estrenan este 2022 su declaración como Fiesta
de Interés Turístico Regional. En el ecuador de la celebración de los encierros, el ex alcalde nos relata, sin olvidar las anécdotas, cómo fueron sus orígenes durante el primer
mandato de la época democrática.

Para muchos, es el precursor de los encierros de Guadalajara, ¿es aficionado a este tipo de festejos populares o cómo surge la idea de realizarlos en la ciudad?

Mi padre era de Tudela, navarro, y de niño había ido a los encierros de allí. La iniciativa surge, por un lado, por afición, y por otro lado, por intentar trasladar a Guadalajara algo que en la provincia es muy común. Quería atraer una tradición de la provincia a la ciudad. Y también tenía un poco aquello de reivindicación política porque la Democracia era muy joven. Era el primer Ayuntamiento democrático y acabábamos de llegar, yo tenía 30 años. No era una cosa aislada. Formaba parte de un conjunto de cosas dentro de unas fiestas nuevas. Era una reivindicación porque antes las peñas no estaban prohibidas pero sí vigiladas. Esto era una explosión de una cosa nueva y una especie de conquista política. Esas fueron las razones.

Creo que no fue una decisión fácil, que tuvo el arrojo de publicarlo en el programa de fiestas sin llegar a un acuerdo con el gobernador civil de la época, ¿no es así?

Por supuesto que es así. No solo sin autorización, sino con la advertencia de que no se iba a autorizar y se iba a impedir con la fuerza pública si se intentaba llevar a cabo. Entonces, los gobernadores civiles mandaban mucho. Tenían todas las competencias y conservaban la mayoría de ellas, entre ellas, las autorizaciones de todo tipo. Pero tiré para adelante. La autorización llegó ese mismo día por la mañana. Si no hubiera llegado, no sé qué hubiese hecho, si me hubiese atrevido o no. Estaba decidido pero no sé qué hubiese pasado.

Recuerda alguna anécdota que pueda compartir con la ciudadanía que sea curiosa, ¿la puede compartir con los lectores?

El vallado era prestado. Se lo pedimos al Ayuntamiento de Brihuega. Me lo cedió. Era un vallado como de andamios de tubo, no como el que hay ahora. Nos lo prestaron amablemente. Y al año siguiente, encargué al arquitecto municipal que estudiara cómo hacer un vallado en condiciones que, básicamente, es como el que hay ahora. Los corrales estaban en el patio trasero del que se llamaba entonces Instituto Nacional de Previsión, lo que es ahora la Seguridad Social, porque el recorrido era distinto. Era desde la travesía de Santo Domingo, la plaza del mismo nombre y llegar a Capitán Arenas igual que ahora. A mí, me gustaba ese recorrido más pero las circunstancias históricas lo cambiaron por el de ahora.

¿Cómo eran las Ferias de 1979 y cuántos encierros se celebraron?

Las Ferias se celebraban en la última semana de septiembre, del 25 al 30, y, de hecho, el primer encierro fue el día 29 de septiembre. Luego, las Ferias yo las cambié a las fechas que son ahora. Sobre todo, había una gran expectación, la gente no sabía muy bien lo que iba a ser, y eso se tradujo en que Guadalajara, que entonces tenía menos de 50.000 habitantes, se echó a la calle y la plaza de toros, más pequeña que ahora porque no se había hecho la ampliación, se desbordó porque no cabía la gente. Ese año, solo hubo un encierro y se consolidó para siempre.

¿Tuvieron el apoyo de la ciudadanía y de aficionados taurinos?

Sí, sobre todo de las peñas, que entonces representaban a lo más vivo de la ciudad, a gente de edades como la mía, de 30 a 40 años, y las peñas jugaron un papel muy importante. No solo de apoyo, sino en la organización. Ahora, está mejor organizado con la policía, pero, entonces, las peñas participaron muy activamente con la organización del encierro.

Siempre se ha dicho que Guadalajara junto con Pamplona son las únicas capitales de provincia que organizan encierros urbanos por sus calles, ¿cómo estaba la situación entonces, había otras capitales de provincia en España que tuvieran encierros urbanos?

Era igual. Entonces, solo estaba Pamplona. Lo que recuerdo es que había algunas capitales de provincia que tienen sueltas de vaquillas en la plaza de toros pero no encierros por las calles.

En estos años, se han vivido, al menos, tres momentos delicados durante los encierros, con dos tapones a la entrada de la plaza y un encierro nocturno que obligó a la suspensión del resto de sueltas de reses hasta el año siguiente, ¿cómo recuerda estos incidentes?

Me tocó vivir un tapón en la puerta de la plaza. Fue un momento muy delicado. Ocurre de vez en cuando, lo hemos visto en Pamplona, y es uno de los grandes riesgo del encierro. Afortunadamente, no hubo nada grave que lamentar. Es un riesgo que la gente que corre tiene que asumir y tiene que saberlo. Y el encierro nocturno fue el único año que estuvo Blanca Calvo, y creo que se organizó mal a mi juicio, y no hubo más encierros porque se suspendieron todos a continuación.

¿Cómo ve ahora que, 43 años después, se hayan celebrado los primeros encierros con la declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional?

Para mí, es una satisfacción personal grande, importante, porque algo que nos inventamos de la nada, ves como se consolida y llega a ser declarada Fiesta de Interés Turístico Regional te da una satisfacción. Sobre todo, es ver la aceptación que tiene después de 40 años. Creo que he ido a todos o he faltado a dos nada más por quedarme durmiendo. Pero es la satisfacción que te da que la gente lo siga aceptando. Y desde hace unos años, ha empezado a venir gente de fuera a correr. Empiezan a tener nombre y hay gente que le gusta correr los encierros de Guadalajara.

Mucho han cambiado desde su origen con vaquillas a la participación de los toros de la corrida, ¿cree que debe mantenerse el trabajo para que siga siendo una seña de identidad de la ciudad?

No solo debe mantenerse, es imprescindible. El día que no se corran los encierros con los toros de la corrida se devaluarán. Yo tuve muchas dificultades para hacerlo. Quise hacer alguno y conseguimos hacer uno después de Ferias. Un día de Castilla-La Mancha que se celebró en Guadalajara, al que vino el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Se hizo una corrida de toros y un encierro en puntas porque no teníamos otros toros. Era difícil porque la empresa decía que a las figuras no les gustaban. Y es normal porque hay más riesgo. Es normal mientras no están consolidados, luego ni se lo plantean. Y aquí, estamos empezando a que pase algo. Este año, ha ocurrido eso. Están anunciadas las máximas figuras y ninguna ha dicho que no porque no quieren que se corran los toros de la tarde. Pero entonces, empezar costaba.

Se habla mucho de las fiestas de 1979 en cuanto al origen de los encierros pero creo que también promovió el nacimiento de las peñas de la ciudad, ¿se siente orgulloso por haber dado el impulso a dos de los elementos más representativos de las Ferias y Fiestas de Guadalajara en la actualidad?

Para mí, es una satisfacción. La ciudad y la sociedad ha cambiado mucho. No es fácil mantener algunas cuestiones. Este año, otra vez todo en el centro que puede tener algún riesgo. Me gusta que esto esté funcionando y que después de dos años de paralización que reviva y que haya más participación.

¿Qué le parece que se hayan trasladado las Ferias al centro de nuevo?

Sí, me gusta. Comprendo que algunos vecinos puedan sentirse molestos, habrá que procurar las menores molestias para ellos, pero este tipo de fiestas o son en el centro o no son. No pueden ser en cualquier sitio. Como ocurre en todas las ciudades, no solo en Pamplona, en Burgos, Soria, Logroño. Lo que pasa es que cuando llevan consolidadas muchos años, la gente no se plantea si hay molestias o no, lo dan por hecho. Pero aquí, se cambió el modelo y parece que hay que volver a empezar pero, no, hay que volver a lo anterior. Ahora, tienen que pasar unos años.

¿Cree que este nombramiento se debería aprovechar para darlos a conocer más a nivel nacional y que se coloquen a nivel mediático a la altura de otros como los de San Fermín o San Sebastián de los Reyes?

El alcalde anunció el otro día una campaña de promoción para los próximos años para fuera de Guadalajara. Viene gente pero creo que todas estas cosas ayudan a que la gente venga más. También la televisión ha jugado un papel importante. Eso ayuda a que la gente lo conozca.

Después de la declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional, ¿cree que los encierros urbanos de la capital todavía tienen capacidad de mejora?

No es fácil. Cuando se consolida algo y se hace, son difíciles los cambios. La organización, si peca de algo, es de ser muy segura. Se ha encontrado el modelo, el recorrido, la forma de hacerlo porque colabora la Policía Nacional con la Policía Local, faltaba que fuesen los toros de las corridas y una vez que se ha conseguido, no es fácil cambiarlo. En Brihuega, llevan siglos haciendo lo mismo y nadie se plantea cambiar nada. Hubo cambios hasta que se encontró el modelo pero, ahora, no creo que haya que hacer ningún cambio.

¿Qué le parece la iniciativa que surgió en 2005 por la que se canta antes de la suelta de los astados a la Virgen de la Antigua pidiéndole su protección?

Es una copia de Pamplona porque se canta a San Fermín. En la cuestión religiosa, creo que la patrona es la patrona de la ciudad y tanto los creyentes como los no creyentes, con gusto invocan a la Virgen de la Antigua. Me parece bien, no es que sea esencial, pero puede ser una tradición más.