Naturaleza a carboncillo

J.Villahizán (SPC)
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Arte y ciencia se dan la mano en 'Manual de ilustración científica', un completo texto de investigación en donde los dibujantes plasman con minuciosidad la anatomía de animales, plantas y seres vivos

Naturaleza a carboncillo

Nadie hubiese imaginado que tras el descubrimiento de la fotografía a principios del siglo XIX, la ilustración científica hubiese mantenido su vieja tradición a base de dibujos que transmiten conocimiento sobre animales, plantas y otros seres vivos. 

La realidad, más allá de romanticismos, demuestra que estos dibujos a carboncillo son imprescindibles en la divulgación del saber, para transmitir con rigor y claridad el trabajo de los investigadores y los numerosos conceptos y procesos científicos relacionados con la naturaleza.

Tal es así que Illustraciencia en colaboración con GeoPlaneta acaban de presentar Manual de ilustración científica, un completo trabajo investigador en donde el curioso lector descubrirá la labor del ilustrador científico, aprenderá algunas de las técnicas más empleadas, recibirá consejos de profesionales en activo, se le propondrá ejercicios y se le planteará algunas preguntas que servirán para reflexionar sobre aspectos importantes a la hora de abordar un dibujo de estas características. 

Además, este manual abarca todas las ramas de la ilustración en esta materia, desde el dibujo de plantas y animales hasta la representación de procesos celulares, piezas y escenas arqueológicas e incluso dinosaurios; es decir, todo aquello que pueda ser objeto de un estudio detallado y metódico.

En este proceso científico y creativo han participado docentes de la Academia Illustraciencia, toda una referencia en su campo, y una institución que colabora de manera activa con organismo punteros en el mundo de las ciencias como el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el CSIC, el Ministerio de Ciencia o CosmoCaixa.

Manual de ilustración científica pretende ser una puerta abierta hacia el trabajo del ilustrador, que dibuja con rigor y veracidad las diferentes ramas de la investigación, sobre todo, aquellas referidas al mundo natural.

Por eso, la elaboración de la ilustración es uno de los pasos fundamentales en el proceso creativo de un dibujo científico, ya que este debe tener rigor en la representación y atención a los detalles. 

Representación ideal

El objetivo del autor científico es dibujar un individuo que sea representativo de todos los de su especie, lo que se conoce con el nombre de arquetipo. Se trata de una representación ideal, muy posible inexistente, que suele aunar todas las características propias de la especie que se desea retratar.

Sin embargo, cada ser vivo presenta pequeñas diferencias con respecto a sus congéneres, por lo que, para poder crear ese arquetipo ideal, el autor debe observar varios individuos y escoger aquellos que se consideren buenos representantes de las características que se buscan.

Una vez que se ha obtenido el trazado con nitidez en la hoja, lo único que queda es trabajar el volumen y los detalles de la ilustración.

Precisamente, el trabajo de los detalles es clave, tanto en los matices como en el color y las formas, para que la ilustración sea lo más realista posible.

Otro de los pormenores a tener en cuenta es el fondo de aquello que se quiere retratar. En este sentido, introducir un fondo demasiado detallado puede entorpecer la visión y distorsionar el mensaje que se quiere transmitir. Muchas veces es el propio dibujante el que tiene que decidir cuánto fondo emplea para que el animal quede dentro de su hábitat pero sin un exceso de naturaleza.

Además, no hay que olvidar que el fondo es uno de los elementos de la ilustración que marcan el estilo del artista y donde el autor se puede expresar con cierta libertad.

Color versus ordenador

El resultado final de la ilustración varía sustancialmente dependiendo de la técnica que se emplee. Así, los especialistas se decantan entre modelo monocromático, color o ilustración digital.

En el caso de emplearse un único tono, este se desglosa en color continuo, en el que manda el gris, o discontinuo, limitado al negro y al blanco de forma alterna.

En el caso de que la ilustración sea a color, es imprescindible conocer los aspectos básicos de esta técnica, como saber las distintas coloraciones, la armonía cromática y la paleta de color de la especie.

Mientras, la forma digital ha abierto la puerta a muchísimas oportunidades en cuanto a programas y nuevas formas de trabajar que proporcionan un resultado más cercano a la fotografía.

Respecto a la temática, esta es tan amplia y variada como animales, plantas y seres vivos hay en el planeta. Destacan, entre otros, los invertebrados acuáticos, los insectos anfibios y reptiles o la llamativa ilustración médica humana.

El renacimiento

Durante milenios, la ilustración científica fue la forma más efectiva de transmitir detalles técnicos a los estudiosos del cuerpo humano y la naturaleza. El advenimiento de la fotografía en el siglo XIX pareció condenar la ilustración científica para convertirse en historia, pero no fue así. Esta disciplina que combina arte, sensibilidad, conocimiento científico y anatómico, así como una gran disposición para la investigación, experimenta una suerte de renacimiento.

Precisamente, el siglo XIX fue uno de los momentos más destacados de esta disciplina gracias al surgimiento de grandes ilustradores científicos como Charles Darwin. Sus series sobre las islas Galápagos y su libro El origen de las especies todavía están presentes en los anales de esta técnica y destacan por su increíble nivel de detalle.

Manuales enteros dedicados a botánica, ornitología y anatomía se convirtieron en obras populares, extrapolando círculos científicos y convirtiéndose en temas de reuniones sociales y de la burguesía ilustrada del aquel siglo.

Durante las siguientes décadas, la fotografía se incorporó cada vez más a la gama de recursos, pero la ilustración nunca ha perdido su merecido lugar.

Uno de los últimos ejemplos son los manuales y guías médicas que publicó el célebre médico estadounidense Frank Netter a finales del siglo XX, como el Atlas de anatomía humana. De hecho sus ilustraciones así como las de muchos otros artistas científicos siguen siendo esenciales para el conocimiento humano.