Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Guepardos y avestruces

22/06/2022

El PP tiene prisa, mucha prisa para atrapar a su presa y, como los guepardos, corre para acorralarla y asestarle un golpe definitivo en los dos próximos ciclos electorales y llevar a Núñez Feijóo a La Moncloa Las elecciones andaluzas han mostrado las estrategias a seguir en la caza, el trabajo en la zona central de la sabana. Por el contrario, la primera reacción de los perdedores ha sido la del avestruz. Pero como todo el mundo sabe esta ave no esconde la cabeza en la tierra para evitar los problemas que se le vienen encima, aunque parece que el PSOE ha hecho bueno el mito y en el primer momento ha renunciado a hacer autocrítica por los malos resultados obtenidos. Sin embargo, todo el PSOE sabe, desde Ferraz y La Moncloa hasta la última agrupación local que algo más que propaganda hay que hacer porque las próximas elecciones municipales y autonómicas se pueden teñir todo el mapa de azul.

El PP no deja de dar pistas sobre cómo va a plantear el asalto a La Moncloa, a base de moderación -el movimiento se demuestra andando-, mediante la aplicación de políticas neoliberales de libro y hasta un punto populistas que pueden entrar en colisión con la ortodoxia económica, y por supuesto sin tocar la fiscalidad de las grandes empresas que en el lenguaje de Feijóo son las que se están forrando.

El PSOE aún se encuentra en estado de shock preguntándose por qué los éxitos de sus políticas sociales y ciertos logros económicos siguen sin ser reconocidos por una buena parte de la ciudadanía, opacados ante la incapacidad de frenar la inflación -que ataca en toda Europa y Estados Unidos- y lastrados por el apoyo que recibe de los partidos independentistas, sin los cuales no habrían sido posibles.

En su proceso de caza, los guepardos han abandonado una táctica que habían previsto en los momentos previos a las elecciones, la oferta para que se facilitara que gobernase la lista más votada. Ha sido ganar las elecciones andaluzas por mayoría absoluta, tener la sensación de que el mismo triunfo se puede repetir en otras circunscripciones y volver a meter en el cajón una idea que solo aflora cuando el PP está en la oposición y que no aplica cuando le hubiera correspondido hacerlo.

La técnica ahora del PP y sus terminales mediáticas es animar al PSOE para que se desprenda de sus socios de coalición y parlamentarios. A nadie se le escapa que si Pedro Sánchez realizara ese movimiento en las circunstancias actuales estaría poniendo fecha de caducidad a la legislatura que es lo que desea el PP y ya se sabe lo del enemigo y el consejo. Ese momento llegará sin duda, porque es el fin de todos los gobiernos de coalición cuando los socios necesitan diferenciarse y dedicarse a su electorado. Lo que sí podría hacer Pedro Sánchez es una crisis de gobierno a la vuelta del verano que redujera de forma drástica su gabinete, manteniendo la proporcionalidad entre el PSOE y Unidas Podemos, y de esa forma enviar un mensaje de austeridad al tiempo que evitaría uno de los elementos de presión de sus adversarios.

En los próximos meses, la dirección socialista debiera acabar con el mito del avestruz, -hay barones dispuestos a ayudar en esa dirección-, demostrar que han entendido el mensaje de las urnas andaluzas y decidir cuál es el lado de la sabana que eligen para escapar de sus perseguidores, si por el centro donde el espacio es amplio, o por la zona izquierda con recetas socialdemócratas bien explicadas.