La cosecha de la lavanda ya ha arrancado en la provincia de Guadalajara, casi tres semanas antes de lo habitual. Y es que, la ausencia de precipitaciones de los últimos meses y la fuerte ola de calor que aconteció en todo el país a finales de la primavera ha sido fatal para el desarrollo de esta apreciada aromática, cada vez más presente en los campos alcarreños. Esta situación ha provocado que la floración plena de la planta también se haya adelantado varias semanas con respecto a una temporada normal y que  que la permanencia de la flor en la planta sea más breve, lo que implicará un notable descenso de la producción.

Así lo confirma Juan José de Lope, director comercial de la destilería Alcarria Flora, ubicada en Cogollor. «Las altas temperaturas y la falta de lluvias ha conllevado que la flor, en vez de permanecer en la planta entre tres y cuatro semanas, vaya a durar unos diez días. La planta para protegerse del calor tira la hoja y la flor y para mediados de julio la planta ya estará parda este año», augura. Por ello, este productor calcula «una merma» en la cosecha de este año de entre un 50 y un 60 por ciento con respecto al año pasado. «En Francia, donde ha llovido algo, la cosecha se ha reducido un 45 por ciento, así que aquí que no ha llovido calculamos que será más aún», señala.

Por lo tanto, esta temporada será «nefasta» para los agricultores que se dedican al cultivo de la lavanda y los lavandines no sólo por este notable descenso de la cosecha sino también por el encarecimiento general de los costes de producción (insumos, gasoil, electricidad, etc.). «Cultivar un kilo de lavanda suponía 12 euros de coste energético el año pasado y este año entre 16 y 17 euros», detalla de Lope. «Este temporada nos costará producir entre un 25 y un 30 por ciento más y los precios están por los suelos. Las cuentas no salen, estamos en pérdidas», lamenta el director comercial de Alcarria Flora.

Ante esta situación, este productor recuerda que la lavanda «no es sólo turismo» sino que hay muchos agricultores en la provincia que han apostado por este cultivo en los últimos años y que, por tanto, es una de sus principales fuentes de ingresos. Por ello, reclama más apoyo y ayudas económicas de las administraciones, especialmente de la Junta, si pretende que este cultivo se mantenga en el tiempo. «A mis agricultores les digo que estamos en un año de austeridad, podemos aguantar dos años así, pero no más. Si el clima no acompaña y la administración no nos apoya, las plantitas de lavanda se terminarán arrancando. Pasará como con los espárragos, que la superficie de producción irá cada vez a menos en vez de ir a más», advierte este profesional de las aromáticas.