Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Barton Fink

30/09/2022

La Unión Europea, los funcionarios y políticos que viven de ella, no está comprendiendo la magnitud de la crisis existencial que la acompaña. Lo curioso del asunto es que donde hay democracia solo perciben populismo, porque solo ellos saben el correcto sendero hacia el bienestar humano. El Brexit se ve como algo fruto de ignorantes votantes o turbios intereses; cuando los empresarios y la Administración estaban profundamente en contra.

La política energética europea, con sus prohibiciones y limitaciones, está destrozando nuestra industria y pone la soberanía de cada estado miembro en peligro ante una invasión rusa no esperada; encima Rusia nos chantajea. Pese a la guerra, los cañones dialécticos de la Unión apuntan a Hungría y a Polonia por no aceptar sumisamente el expansivo acervo comunitario social. La homogeneidad reguladora afirma que solo es justo lo designado por una élite. Si los países no son soberanos, el principio de subsidiariedad europea ha muerto; los países que han vivido recientemente la dictadura comunista se resisten aunque no sabemos por cuánto tiempo.

La estructura política de Francia o Gran Bretaña otorga una concentración de poder gubernamental que ya quisieran otros gobiernos europeos. Empiezan a proliferar los defensores del realismo político para comprender las motivaciones rusas, evitar un daño económico desproporcionado a la Unión o impedir nuestra lucha contra el cambio climático; pero este pragmatismo es inexistente contra quien no piensa como nosotros en las sociedades occidentales. Esta esquizofrenia es insostenible a largo plazo.

Miramos la Historia con la arrogancia del que se siente moralmente superior. La aniquilación social del disidente es tan eficaz que en este mundo digital y transparente, la oposición es el exilio en vida. Esta descripción puede parecer pesimista, pero no es su objetivo. La verdad nunca deprime solo aporta luz. Desde la ignorancia es imposible cambiar un rumbo equivocado o proteger a los que más quieres. La viruela del mono es un claro ejemplo de cómo el miedo a estigmatizar ha impedido informar a sus potenciales víctimas. Argumentar que las jóvenes adolescentes se sienten influidas por la perversa existencia del hetero patriarcado que las cosifica, impide analizar con frialdad por qué las redes sociales están destrozando a unas chicas que deberían mirar al interior y no al exterior, cuando ellas son ejemplos de empoderamiento.

Los comunistas soviéticos se negaron a aceptar que su modelo había fracasado. Los europeístas demuestran un fanatismo sospechosamente semejante. Espero que el edificio no colapse también.