Caravanas solidarias a Ucrania 'made in' Guadalajara

Inmaculada López Martínez
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Aparte de convoyes con ayuda humanitaria, proliferan las expediciones e iniciativas protagonizadas por guadalajareños para trasladar y acoger refugiados desde la frontera hasta territorio español

El Ayuntamiento de Alovera, en colaboración con otros consistorios de la provincia y residentes ucranianos de la localidad, fletó un camión cargado de material humanitario hace unos días. - Foto: Prensa Ayto de Alovera

Los gestos e iniciativas de apoyo hacia el pueblo ucraniano continúan multiplicándose por todos los rincones de la provincia. Tan sólo unos días después de iniciarse la invasión del país por parte de Rusia, comenzaron a propagarse las campañas de recogida de material humanitario por multitud de municipios desbordando todas las previsiones. Pero no sólo eso. En la última semana, cada vez son más los guadalajareños que organizan o participan en iniciativas para la recogida y traslado de refugiados a territorio español.

Es el caso del policía local Juan Sola, quien el pasado lunes partía rumbo a la frontera ucraniana en una caravana humanitaria organizada por un compañero de la Comunidad de Madrid. «Me comentó que necesitaba una persona de relevo en la conducción y no me lo pensé. Ni miedo ni nada. Había que hacerlo y punto», declara con rotundidad. En concreto, Juan ha formado parte de un convoy equipado con dos furgonetas «cargadas hasta arriba» de pañales, leche en polvo para bebés, alimentos no perecederos y productos sanitarios. «Todo han sido donaciones y el viaje nos lo hemos financiado nosotros. Hicimos colectas entre compañeros de trabajo, amigos y familiares para pagar las furgonetas de alquiler, el peaje, el combustible, el alojamiento y lo que sobre dárselo íntegramente a las personas que traemos», detalla.

 Tras más de 3.500 de carretera parando sólo lo imprescindible y necesario, Juan y sus compañeros de periplo llegaron el miércoles a Wroclaw, un pequeño pueblo polaco a cinco kilómetros de Ucrania. Allí descargaron el cargamento y recogieron a diez refugiados:dos madres, una abuela y varios niños. «Los padres de estos pequeños están en el frente defendiendo la ciudad de Kiev», lamenta este guadalajareño. «La zona de entrega tanto del material como de los refugiados fue bastante caótica, tardamos más de tres horas en gestionarlo, pero como todos los que estamos allí tenemos la misma intención de ayudar, al final, nos acabamos entendiendo», relata durante su trayecto de regreso.

La entrega y el acogimiento de estos diez ucranianos estaba previamente acordada y gestionada por la asociación Con Ucrania, que también se encarga de los trámites para legalizar su situación en España y de encontrarles residencia de acogida, concertada ya en Guadarrama, donde Juan y su caravana solidaria prevén llegar este domingo. «Al principio todos estaban un poco serios, pero ya cada vez menos según cogen confianza. Es una situación complicada para ellos y para nosotros pero estamos contentos con lo que hemos conseguido», declara Juan con satisfacción. «Esto es un problema global, no les afecta solo a ellos. Hay que concienciar a toda la sociedad de que es un problema de todos y que los países que podemos tenemos que auxiliar a estas personas», reflexiona este policía mientras alcanza territorio español.

Rumbo a Przemysil

Una experiencia muy similar es la que está a punto de vivir Paloma Castillo. Junto a su grupo de amigos de la capital, decidió poner en marcha un convoy para llevar el material más urgente y necesario hasta la frontera de Ucrania. Consiguieron contactar con dos estudiantes españolas de Erasmus que están ayudando en un campo de refugiados ubicado al sureste de Polonia y «han sido ellas las que nos detallaron qué productos son los que más falta hacen», cuenta. Desde el lunes, Paloma y sus amigos alcarreños lideran una campaña de recogida de material en diferentes puntos de Madrid, Alcalá de Henares y en el Hotel AC de Guadalajara. «Estamos desbordados. La gente se ha volcado. Temenos para llenar un trailer», dice con emoción. Para sufragar los gastos del viaje también han contado con donativos de conocidos.

Esta caravana benéfica made in Guadalajara partirá el domingo con destino al paso fronterizo de Przemysl, ubicado en Polonia, a unos diez kilómetros de Ucrania. «Iremos seis personas en las furgonetas y un camión con dos chóferes. Calculamos que sólo el gasto de alquiler y gasolina de cada furgoneta puede ascender a 1.400 euros», detalla Paloma. Aparte de transportar la enorme cantidad de material humanitario que han logrado reunir, la idea de esta pandilla de amigos es regresar con refugiados que tengan concertada su acogida en España. «Vamos con la intención de traernos todos los refugiados que podemos, es un tema complejo a nivel burocrático y no lo sabremos con seguridad hasta que lleguemos, pero ya estamos en contacto con una persona de allí que está coordinando el traslado de las familias», explica Paloma, quien confiesa sentir «ilusión e incertidumbre» ante el inicio de esta aventura cuyos pasos pueden seguirse a través de su cuenta de Instagram (_PCAS_).

Araceli Alonso es otra de las ciudadanas de Guadalajara que ha decidido «poner su granito de arena» en la causa con Ucrania. Junto con su cuñado José Luis Sánchez Joselu (ex entrenador del C.D. Guadalajara y de otros equipos de fútbol de la provincia) comenzó a organizar un convoy solidario para llevar un autobús hasta la frontera y traerlo  lleno de refugiados. Sin embargo, en estos momentos, ninguna empresa de autocares de la provincia tiene disposición para realizar un periplo tan largo, por lo que Araceli ha decidido centrar todos sus esfuerzos en la intermediación y búsqueda de hogares de acogida para las familias ucranianas que quieran venir la provincia. «Formo parte del grupo de Whatsapp BUE Castilla-La Mancha y ellos son los que, según van llegando las familias a España, nos detallan las necesidades que hay», explica. 

Hasta el momento, esta guadalajareña ya ha logrado encontrar vivienda para una madre con dos menores que arribaron a Guadalajara hace unos días. Además, su cuñado Joselu acaba de recibir en su propio domicilio a otros tres refugiados y ella misma se encuentra a la espera de acoger a otra familia. «El 99 por ciento de los casos son madres con dos o tres hijos. Cuando son familia numerosa también dejan venir al padre. A los niños solos no les están dejando viajar por el tema de las mafias», aclara. Además, asegura que ya cuenta con otros muchos ofrecimientos de acogida de gente de la provincia tanto de la capital como de otros municipios (Marchamalo, Tórtola, Fontanar, Torija, etc.). 

Ayuntamientos

Aparte de las iniciativas de ciudadanos particulares, la avalancha de ayuda a Ucrania también llega de la mano de numerosos ayuntamientos de la provincia. Esta misma semana, se han conocido acciones tan loables como la emprendida por el Consistorio de Alovera que, junto a los de Quer, Albalate de Zorita, Almonacid de Zorita, Pastrana y Zorita de los Canes, y con la estrecha colaboración de ucranianos residentes en la localidad culminó hace unos días un acopio lo suficientemente importante para llenar un camión que ya ha logrado recalar en la frontera ucraniana. 

A ello se suma el convoy al que se unió el Ayuntamiento de Trillo  que consiguió donar material y alejar del horror de la guerra a un total de 44 refugiados. 

También destaca el ofrecimiento realizado por el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares que, atendiendo a las indicaciones técnicas y administrativas de la Secretaría de Estado de Migraciones y de la Federación Española de Municipios y Provincias, ha puesto a disposición del Gobierno de España la antigua escuela infantil 8 de marzo, que en la actualidad se encuentra libre de actividad a la espera de su habilitación como centro de día para mayores y personas con discapacidad. «Ante la falta de vivienda pública en Azuqueca, nos vemos obligados a buscar soluciones imaginativas que nos permitan acoger al máximo número de refugiados posibles de una manera ordenada y responsable, para así garantizar su bienestar en nuestra ciudad», explica el alcalde azudense, José Luis Blanco.

Mientras, el Ayuntamiento de Marchamalo ha anunciado que compensará con 150 € mensuales a las familias de la localidad que decidan acoger refugiados en sus domicilios al tiempo que sigue abierto a nuevos ofrecimientos de vivienda en alquiler.