Acompañar y poner palabras a la angustia o el sufrimiento

Beatriz Palancar Ruiz
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El centro de escucha San Camilo ha atendido de manera gratuita a 88 personas en sus cinco años de existencia, una labor en la que participan 13 voluntarios que se forman para participar en procesos de relación de ayuda e intervención en duelo

Este recurso de Guadalajara forma parte de una red asistencial mayor vinculada al Centro de Humanización de la Salud de los religiosos Camilos. - Foto: Javier Pozo

El centro de escucha San Camilo cumple en estos días cinco años de vida. Lo hace con un bagaje extraordinario, la atención a 88 personas que han acudido a este recurso gestionado por Cáritas en busca de consuelo y de palabras que le reconforten, de alguien que les escuche.

El Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco entre noviembre de 2015 y diciembre de 2016 fue la fuente de inspiración para que el consejo de Presbiterio de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara decidiera crear este recurso para la ciudadanía. Se hizo a través de la Vicaría de Pastoral Social. 

Para su puesta en marcha, se formó a personal en dos materias counselling, la asistencia a personas que atraviesan conflictos o crisis, e intervención en duelo. Esta formación se desarrolla en colaboración con el Centro de Humanización de la Salud y el Centro de Escucha San Camilo de Tres Cantos que pertenecen a los religiosos Camilos, de ahí el nombre de este recurso, que está atendido por voluntarios que reciben estos cursos con aspectos teóricos y prácticos.

Este recurso de Guadalajara forma parte de una red asistencial mayor vinculada al Centro de Humanización de la Salud de los religiosos Camilos.Este recurso de Guadalajara forma parte de una red asistencial mayor vinculada al Centro de Humanización de la Salud de los religiosos Camilos. - Foto: Javier PozoAhora mismo, el centro de escucha cuenta con 13 voluntarios, entre los que están dos responsables que tienen una formación mayor en las dos áreas, counselling e intervención en duelo, y en estos momentos se está prestando atención a siete personas.

El centro de escucha es un «servicio de acogida y acompañamiento a personas que están pasando por una situación complicada en su vida, de sufrimiento. Los dos ámbitos en los que actuamos son el counselling o la relación de ayuda, que consiste en acompañar a la persona en un proceso de autoconocimiento, en el que la persona va expresando lo que le ocurre y un segundo momento sería de profundización. La persona intenta ver las causas de aquello que le está pasando y una vez que tiene una imagen, en el último momento, sería qué puedo hacer con la situación que está viviendo», explica el director del centro de escucha, el sacerdote Óscar Merino.

Es un recurso totalmente gratuito. La asistencia comienza con una llamada del interesado. En una primera entrevista con la coordinadora, se evalúa en qué situación se encuentra la persona que solicita ayuda y si se le puede prestar acompañamiento. Es importante saber que este recurso no pretende sustituir otros tratamientos profesionales: «Tenemos claro que no somos profesionales de la psicología ni de la psiquiatría y aquí no hacemos terapia. En las primeras entrevistas, vemos si hay un problema psicológico o psiquiátrico. Si detectamos que es así le decimos que tiene que hablar con un profesional. Sí ocurre que muchas veces que ya han estado o están en tratamiento psicológico o psiquiátrico. Les pedimos un informe para conocer su situación y planteamos esto como un complemento pero nunca como un sustitutivo de una cosa profesional», señala Óscar Merino que también apunta que «muchas personas manifiestan que aquí sí se han sentido escuchados de verdad y no en el psicólogo o el psiquiatra. En esos lugares, los tiempos son muy reducidos y se ven muy distanciados en el tiempo. Muchas veces, las personas no se sienten acompañados así. Independientemente de que necesiten una medicación para tener una estabilidad, necesitan también ser escuchadas y, eso, no lo encuentras en otro sitio», aclara el director.

Este recurso de Guadalajara forma parte de una red asistencial mayor vinculada al Centro de Humanización de la Salud de los religiosos Camilos.Este recurso de Guadalajara forma parte de una red asistencial mayor vinculada al Centro de Humanización de la Salud de los religiosos Camilos. - Foto: Javier PozoPrecisamente, por su condición de cura, Óscar Merino establece diferencias con el momento de la confesión: «Está relacionado pero no es lo mismo. Yo, como sacerdote, ahora también hago en la parroquia procesos con las personas como hago aquí porque hay personas que necesitan hablar. Pero, habitualmente, como sacerdote, es una cosa distinta, la gente suele ir por una causa puntual. Cuenta una experiencia. En la confesión, las personas muestran sus debilidades, sus pecados, cuentan de su vida pero es un contexto más cerrado. La diferencia es que aquí plantemos las cosas a medio o largo plazo como procesos».

El acompañamiento es semanal, siempre con el mismo voluntario para fomentar que nazca una relación de confianza. Las sesiones suelen tener una duración de 50 minutos y, como norma general, se establece un número máximo de 20 encuentros para poder completar un acompañamiento, aunque el director del centro de escucha explica que «cada proceso es distinto. Usuario y voluntario ven cuando se llega al final».

más necesidad. Siempre guardando la confidencialidad, los voluntarios del centro de escucha mantienen reuniones mensuales para evaluar la situación de cada caso y su progreso.

El perfil de usuario del centro de escucha, según cuenta su director, es muy variado. Mayoritariamente, mujeres, eso sí, pero acuden personas de todas las edades y clases sociales. «Y también un porcentaje alto de inmigrantes que proceden de otros países y se les acumulan también las situaciones problemáticas», apunta Óscar Merino.

Por supuesto, aunque se trata de un recurso impulsado desde la iglesia católica, puede acudir personas de cualquier creencia religiosa o agnósticos. «Tenemos un enfoque humano. Independientemente de las creencias que tengan, les recibimos. Hay personas que son cristianas y han pedido que haya alguna persona que le acompañe también desde la fe. Alguna vez ha ocurrido, pero no es el enfoque que queremos dar en la atención», aclara el director del centro de escucha.

Y entre las razones que motivan la asistencia, destaca el duelo por la pérdida de un ser querido. «Un porcentaje alto, un 30%, son duelos por persona que han perdido a un familiar. Es lo mayoritario», aclara Óscar Merino, quien informa que otras personas acuden por problemas de ansiedad por relaciones personales con la familia y otros «vienen con un problema puntual y cuando empiezan a profundizar aparecen detrás muchísimas otras cosas. No es un problema concreto. Es una acumulación de situaciones. Muchas veces, las raíces de los problemas están en experiencias pasadas de hace mucho tiempo».

¿Y cómo ha afectado la pandemia a este recurso? «Hemos tenido bastantes menos personas en los dos últimos años. Tengo la impresión de que ahora hay más necesidad que antes de venir al centro de escucha pero también hay más dificultad. A la gente le cuesta más salir, dar el paso y pedir ayuda. Hay más necesidad ahora que en otras épocas porque la sociedad antes acompañaba más, sobre todo en el tema de la muerte. Antes, la muerte formaba parte de la vida. Ahora, la muerte es algo que estamos relegando a los hospitales y tanatorios. Y a los niños y adolescentes les ocultamos esa realidad. No están preparados para afrontar eso porque no lo ven. Es algo que ocultamos y no lo normalizamos. El proceso sería el inverso, normalizar las cosas, no esconderla, no taparla. Como el tema del suicidio que ahora se empieza a hablar. Es un tema que, hasta ahora, ha sido tabú y está muy presente en la sociedad. No ya el hecho del suicidio, que también, si no lo que llamamos la ideación suicida. Aquí, miramos de frente hacia esas realidades y si una persona habla de suicidio, lo hablamos con él porque eso es lo que le puede ayudar», declara Óscar Merino, que cuenta cómo han tenido casos en los que para estas personas «poder hablar de eso es una liberación grandísima. Si lo escondemos, eso sigue ahí presente».

Para ser voluntario del centro de escucha hay que tener algunas cualidades previas como, por supuesto, la capacidad de escucha, resistir ante el sufrimiento de los demás, capacidad de confidencialidad, y a todo esto hay que añadir las aptitudes y herramientas que se adquieren durante el proceso de formación para interiorizar el modelo de intervención o acompañamiento y saber lo que ayuda o no.

El curso de formación teórico y práctico tiene una duración de 30 horas y se realiza de manera intensiva. En él, voluntarios y organización pueden comprobar si un voluntario vale para esta labor. Después, para ver cómo se desenvuelve, se programa una incorporación progresiva en función de la disponibilidad horaria de cada voluntario.

  El centro de escucha San Camilo de Guadalajara forma parte de una red de centros vinculada al Centro de Humanización de la Salud de Tres Cantos de los religiosos Camilos. En este momento, hay interés por crear este recursos en otras muchas diócesis españolas. Por eso, no es extraño conocer que la red de centros actual, según detalla Óscar Merino, cuenta con más de 30 centros adheridos.