El 8 de marzo día Internacional de la Mujer Trabajadora, también llamado Día Internacional de la Mujer, reivindica y visibiliza la lucha de las mujeres por su participación y reconocimiento, en pie de igualdad con los hombres, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como personas.
El año 2023 está enmarcado en un contexto de crisis, tensión geopolítica y una crisis ecosocial que no para de advertirnos de que cada vez tenemos menos tiempo. Los últimos años han sido tortuosos y han estado atravesados por la crisis, la pandemia COVID-19 y la invasión de Ucrania, todo ello afectando principalmente a las capas populares, a las más vulnerables, las más precarias, agudizando la situación de desigualdad de género que sostiene el neoliberalismo y el patriarcado.
La desigualdad que denuncia el feminismo es estructural y global, asentado y sostenido por un sistema capitalista y patriarcal, cuyo objetivo es obtener beneficios para unos pocos a costa
de las personas mas vulnerables y oprimidas, que terminan siendo las mujeres en todo toda su diversidad (migrantes, racializadas, trans, con diversidad funcional, jóvenes y mayores).
Cuando hablamos de división sexual del trabajo o de segregación vertical del mercado de trabajo en ocasiones resulta demasiado abstracto. Y tenemos ejemplos que nos ayudan a explicar
estos marcos. Existen una serie de estereotipos de género que refuerzan esta división, con una división entre esfera publica y privada, interiores y exteriores, cuidados / reproducción de la
fuerza de trabajo y tareas puramente productivas.
Cuando el pasado 15 de Febrero el Boletín Oficial del Estado publicaba el anuncio del Ministerio de Trabajo y Economía Social del Real Decreto 99/2023, de 14 de febrero, por el que se fija
el salario mínimo interprofesional para 2023 se produjeron efectos directos sobre trabajadoras que trabajan para el Ayuntamiento. Salvo algún caso con antigüedad consolidada, va a subir la nómina todos los meses de las trabajadoras de, al menos, cuatro contratos privatizados; limpieza de dependencias municipales, limpieza de colegios, Servicio de Ayuda a Domicilio y Escuelas Infantiles. Dos de esos servicios están afectados por el Convenio Provincial de limpieza de edificios y locales, agotado en este momento y por cuya negociación están movilizándose las trabajadoras y trabajadores de este sector.
Entendemos que no es casual que los cuatro contratos privatizados donde sube la nómina con el SMI sean sectores feminizados, sino que es una clara expresión de la segregación horizontal del mercado de trabajo; sector de cuidados de mayores o menores y limpieza de interiores. Los sectores más precarios en salario y, también en parcialidad, son ocupados mayoritariamente por mujeres.
En 2021, propusimos al pleno sin éxito "Estudiar la inclusión en pliegos de condiciones de servicios prestados esencialmente por mujeres, como por ejemplo las escuelas infantiles, del factor salario como mejora susceptible de ser calculada con fórmulas matemáticas". Seguimos pensando que hay factores de desigualdad que como mejor se combaten es con salario, y mejor aún que poniendo cláusulas en contratos privatizados remunicipalizando servicios.
En el caso de la limpieza de edificios y locales, como ya dijimos en el Pleno del pasado mes de Diciembre la negociación sigue estancada por la cerrazón de las patronales ASPEL, APELG y
APELIGU. Y en este sector se mantiene una dependencia enorme de servicios privatizados por Junta, Diputación y Ayuntamientos.
Muchos Ayuntamientos y administraciones públicas, ante ellos el nuestro, tienen instrucciones de contratación para introducir en los pliegos elementos que favorezcan la igualdad efectiva
entre hombres y mujeres, tales como la existencia de planes de igualdad o planes y medidas de conciliación. Sin embargo, no está siendo suficiente para alterar uno de los elementos centrales de cualquier relación laboral como es el salario, un salario inferior en los sectores feminizados.