El parque aerostático del cuerpo de Ingenieros del Ejército

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana'

El parque aeroestático del cuerpo de Ingenieros del Ejército

La semana pasada ofrecimos los datos fundamentales relativos al nacimiento de la Aerostación Española, acontecimiento que se vivió en nuestra ciudad entre 1884 y 1900, ofrecidos por un testigo directo, el que llegara a ser general del Cuerpo de Ingenieros del Ejército don José Marvá y Mayer, que en las páginas del número correspondiente al 30 de noviembre de 1901 de la Ilustración Española y Americana publicó un amplio reportaje comentando las primeras ascensiones de globos en España.

Al comentar aquel histórico artículo, indicamos que como complemento a los datos ofrecido por el señor Marvá, cualquier interesado en este tema debe consultar la monografía publicada por Pedro José Pradillo y Esteban, el estudioso que mejor conoce cómo fue el desarrollo de las primitivas instalaciones que el Cuerpo de Ingenieros había ido creando durante varias décadas de mediados y finales del siglo XIX a orillas del Henares, hasta convertirse en muy pocos años en un espectacular Parque Aerostático, que ocupaba gran parte de lo que hoy es el barrio de Los Manantiales. En su obra Guadalajara. Cuna de la Aeronáutica Española, publicada en 2008, Pradillo documenta que la primera construcción de envergadura destinada específicamente para el material aerostático se comenzó a construir en 1900. Se trataba de un gran barracón para guardar los globos esféricos inflados.

Bien, pues hoy traemos otro testimonio de época que nos permite conocer como en apenas tres años el Parque no sólo contaba ya con casi todas las edificaciones necesarias, sino que se había convertido en un centro de alta formación para los oficiales de distintos Cuerpos del Ejército que acudían a Guadalajara para realizar prácticas conjuntas con los aerosteros con la finalidad de que conocieran todo lo que la Aerostación podía ofrecerles. 

Clodoaldo Piñal, entonces comandante de Artillería, fue uno de los oficiales que acudió al Parque de Aerostación de Guadalajara para realizar un curso de instrucción. Como quiera que el señor Piñal era también periodista (era el redactor jefe de la revista La Correspondencia Militar), los responsables de La Ilustración Española y Americana le pidieron que realizara un reportaje sobre su experiencia, del que reproducimos a continuación los párrafos que consideramos más ilustrativos: 

Nuestro distinguido Cuerpo de Ingenieros del Ejército tiene a su cargo el servicio aerostático y sus auxiliares, para los cuales ha establecido en Guadalajara una compañía de aerostación, parque aerostático, palomar central, gabinete fotográfico, observatorio meteorológico y un tren de alumbrado eléctrico para campaña.

En reciente visita, motivada por un curso de instrucción seguido por oficiales de Artillería en la Escuela Central de Tiro, hemos tenido ocasión de visitar este Establecimiento y de apreciar en lo que valen los servicios utilísimos que en él presta, con su celo y competencia bien probados, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, y especialmente el jefe del Parque, teniente coronel D. Pedro Vives. De las impresiones recibidas en aquella visita es reflejo el presente artículo.

La citada compañía dispone de dos globos, de unos 800 metros cúbicos de volumen, para el servicio encomendado al globo cautivo; dos esféricos, Marte y Venus de 800 y 600 metros cúbicos, respectivamente, para las ascensiones libres, y otros dos de señales, Juno y Vesta, de 100 metros cúbicos. Está dividida en tres secciones y pertenece a cada una de ellas el número de carros y furgones necesarios para la conducción de los cilindros cargados de gas hidrógeno a una presión de 150 atmósferas, y los demás servicios auxiliares.

El globo-cometa afecta la forma de un cilindro, terminado en dos semiesferas, como se ve en nuestros grabados.

En la parte posterior tiene la cámara de aire y el timón, terminando por una gran cola de cometa, compuesta de varios elementos. En los costados del globo van también unas aletas para aumentar la estabilidad.

La cámara de aire ocupa próximamente la tercera parte del volumen del globo, está separada de la de hidrógeno por un diafragma, y en comunicación directa con la atmósfera por una especie de embudo, que, por efecto del timón, resulta siempre en la dirección del viento. Si el volumen del gas aumenta á causa de la disminución de presión o de las dilataciones debidas al aumento de temperatura, desaloja el aire, y si disminuye, entra mayor cantidad de él, por manera que el volumen del globo es constante.

El timón está constituido por una gran bolsa situada en la parte posterior e inferior, junto a la cámara de aire, determinándose por la acción del viento la dirección y la estabilidad.

El globo tiene dos válvulas; una de ellas, la de seguridad, está provista de unos resortes que permiten su abertura, si la presión excede de un límite determinado; válvula que también puede abrirse a voluntad, para lo cual tiene un cordón que, pasando por el interior del globo, lo atraviesa en su parte media, quedando sujeto por un parche, que. una vez arrancado, lo deja libre y en estado de funcionar a voluntad desde la barquilla.

Las aletas y la cola, que está formada por una gran cuerda que de trecho en trecho tiene una especie de paracaídas, hinchadas por el viento, aumentan la estabilidad y el equilibrio del sistema flotante, y fijan su orientación en dirección de aquél.

El globo Marte, que pude elevar tres aeronautas, es de tela cauchotada, compuesta de una capa de caucho y dos de algodón formando emparedado. 

El Venus es de seda de la China, barnizada, y por su menor volumen sólo puede elevar dos aeronautas.

Cuenta el parque aerostático con máquinas para probar la resistencia de las cuerdas y de las telas, así como la impermeabilidad de éstas, y con todos los accesorios necesarios para el servicio y para seguir los cursos de instrucción.

Las barquillas son de bejuco, con nervios de cuerda, y reforzadas en su perímetro por un tubo de acero.

Las mallas de suspensión son de cuerda de cáñamo de superior calidad, pendiendo de los extremos del globo cuatro cuerdas, llamadas de estabilidad, que se atan a los ángulos de la barquilla.

La sujeción del globo se obtiene por medio de un cable que va sujeto en dirección del eje y que se bifurca en la parte anterior, sujetándose a los costados los dos ramales. Por dicho cable corre una polea, de la cual pende el cable principal de acero, terminado también en dos ramales que se sujetan a la trasera de los carros correspondientes.

Con objeto de descomponer la fuerza y que la tensión no resulte en sentido vertical, corre por este último cable otra polea, de la que penden cuerdas en forma de abanico, a cuyos ramales se cogen los hombres necesarios, descomponiéndose la fuerza vertical en dos.

Si el viento está en calma, no se necesitan muchos hombres para sujetar el globo; pero si sopla con alguna violencia, son necesarios de doscientos á trescientos.

Los generadores de hidrógeno son de circulación, y de ellos pasa el gas, comprimido a 150 atmósferas, a los tubos que, conducidos en carros o furgones adecuados, forman el tren de campaña.

En cada cilindro van siete metros cúbicos de gas comprimido, y en cada carro se cargan veinte cilindros, necesitándose seis carros para llenar el globo-cometa.

De la pureza y de la densidad del gas obtenido depende la fuerza ascensional, que debe ser de un kilogramo por metro cúbico, y el que no ataque a la tela del globo. Dispone el parque aerostático de un aparato muy ingenioso para determinar la densidad del gas, fundado en que las densidades de dos gases están en razón inversa de los cuadrados de los tiempos empleados en desalojar un volumen determinado a una presión uniforme por un tubo capilar.

La fuerza ascensional máxima no se consigue sino con el empleo del gas puro, que sólo se obtiene por medio de la electrólisis, como se hace en el parque aerostático de Chalais-Meudon.

La fuerza ascensional también disminuye en España, por razón de las elevadas cotas de su territorio sobre el mar, en las que es menor la diferencia entre los pesos específicos del hidrógeno y del aire ambiente. Pudieran construirse globos de mayor volumen, pero tendrían el inconveniente de ofrecer más blanco al enemigo".