Oblak: vivir sin milagros

Diego Izco (SPC)
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El Atlético no le ofrece seguridad defensiva y el esloveno no garantiza puntos como solía hacer

El guardameta esloveno del Atlético de Madrid, Jan Oblak , participa en un entrenamiento del conjunto rojiblanco en Majadahonda. - Foto: EFE/ Juan Carlos Hidalgo

Los años pasan, Simeone permanece. El Atlético se ha instalado en el fútbol español como la única alternativa al mano a mano Madrid-Barça y, en Europa, como uno de los equipos a tener en cuenta, a pesar de fiascos puntuales como el de este curso (es el undécimo equipo del continente según el coeficiente UEFA). 

En los 11 años largos que lleva en el club (llegó un 23 de diciembre de 2011), el 'Cholo' no ha variado un ápice el carácter del conjunto rojiblanco: fortaleza defensiva, solidaridad, máxima concentración y aprovechamiento máximo del error del adversario. Así forjó temporadas sobresalientes, como la 13/14 o la 20/21, en la que se llevó LaLiga por encima de los dos 'gigantes' de nuestro fútbol. 

Para lograr el 'sorpasso', el cuadro colchonero necesitaba, además, un quinto elemento: que su portero acumule un número 'equis' de milagros por campaña. «No puedes ganar a equipos así sin que tu portero tenga una noche mágica», decía Simeone aquel día en que tumbó al Bayern de Múnich en semifinales de la Champions'16, después de recibir 24 disparos, 11 de ellos a portería. 

No encajar. Esa es la principal consigna del 'cholismo' más allá del cacareado «partido a partido». En las 10 temporadas completas en las que el técnico argentino ha dirigido al Atlético, el club madrileño es claramente el menos goleado de Primera División. Entre la 12/13 y la 21/22 encajó 277 tantos, una media de 0,73 por partido, frente a los 339 del Barça (0,89) o los 367 del Real Madrid (0,96). Los porteros rojiblancos obtuvieron el Trofeo Zamora (al menos goleado) en siete de los 10 cursos.

La llegada

En los dos primeros años, el 'Atleti' tuvo como 'mago' a Thibaut Courtois (31 y 26 dianas recibidas en LaLiga), que estuvo cedido por el Chelsea hasta que los ingleses lo reclamaron en junio de 2014. Para cubrir la vacante del belga, clave en la consecución del título nacional y en la llegada a la final de la Champions, la entidad tiró durante una campaña de Moyá… pero se cubrió las espaldas con una apuesta arriesgada: pagó 16 millones de euros por un muchacho esloveno de 21 años que jugaba en el Benfica: Jan Oblak. 

La historia, después, se cuenta sola: cinco veces portero menos goleado de LaLiga, nombrado mejor arquero del planeta en 2019 (cuando marcó un pico de 100 millones en su valor de mercado) y, sobre el césped, un asiduo ejecutor de 'milagros' que permitían a su equipo mantenerse en la picota a pesar de un notable bajón en el aspecto futbolístico.

Porque conforme la 'vieja guardia' de Simeone fue retirándose y el juego del equipo era cada vez más previsible y menos sólido, la necesidad de que Oblak mantuviese vivos los encuentros fue cada vez mayor. Encajó solo 18 goles en la 15/16 (igualando el récord histórico de Liaño, del Deportivo, en la temporada 93/94), luego 27, 22, 29, 27, 25… cifras sobresalientes hasta los 43 de la 21/22. Incomprensiblemente, un año después de conquistar la undécima Liga de su historia, el conjunto colchonero fue el undécimo bloque más goleado del torneo doméstico (lo que se tradujo en nueve derrotas, cifras negativas que no alcanzaba desde la 11/12). 

Oblak, el 'gigante' de Skofja Loka, ya no hace 'milagros'. En la actual 22/23, eliminados de Europa y descolgados en la competición nacional, el equipo solo lleva 28 puntos (la peor marca en la 'era Simeone' tras 17 duelos)… y el esloveno no puede meter el guante para evitar la caída: solo ha dejado su puerta a cero en dos de los últimos nueve encuentros. En sus últimos 76, Oblak ha encajado 76 goles… una media que dista mucho de su primera etapa, en la que apenas concedió 127 tantos en 205 choques.