Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Abonados al bono

26/03/2023

Por muy fascista y ultraderechista que parezca, los estudiantes de familias con rentas altas tienen también derecho a recibir becas. Porque negárselas supone crear una discriminación intentando evitar otra. Algo que parece el paradigma justiciero de los tiempos que corren: se hace todo para molestar, para despreciar y quedar por encima de los aparentemente poderosos. Esta sociedad excluyente y sectaria que hemos creado, o mejor expresado la sociedad que defiende una parte del espectro ideológico patrio, intenta obligarnos a pensar que todas las ayudas que pueda conceder el Estado, sean del tipo y la cuantía que sean, deben estar vetadas para todo aquél que tenga una capacidad económica determinada. Por eso se ha creado un falso escándalo al descubrirse que personas que ocupan cargos de responsabilidad en la administración o en los partidos políticos, se supone que disfrutando de sueldos elevados y suficientes, perciben bonos sociales por reunir una serie de condiciones objetivas que les hacen acreedores de la ayuda pública, independientemente del dinero que ingresen mensualmente. Tan prefabricaba y demagógica ha sido la controversia, que el mismo gobierno que anunciaba de forma improvisada un cambio en los requisitos para que las familias numerosas accedan al bono térmico, concedía unos días después los bonos culturales a los jóvenes que votan por primera vez sin discriminarles por cuestiones de renta familiar. Para captar el voto no hay clases diferentes…

Cuando uno se acerca a la caseta donde te venden el abono transportes, nadie te pregunta si eres rico o formas parte de una familia desfavorecida que requiere de ayudas públicas para salir adelante. Te venden el abono por el mismo precio que a todo el mundo. Cuando repostábamos gasolina durante los meses que ha durado el descuento gubernamental de los veinte céntimos por litro, no teníamos que sacar la declaración del IRPF para que el empleado nos concediera o nos rechazara la petición. Porque todos pagamos los impuestos correspondientes y proporcionales para ser acreedores de las subvenciones sociales que un Estado pone a disposición de sus ciudadanos. Que la familia numerosa de un gobernante no tenga derecho a la ayuda para calefacción igual que lo tiene la familia numerosa de un trabajador en paro forma parte del peligroso Brigadoon con el que algunos sueñan basado en la guerra de clases y en la criminalización del capital. Todos iguales, y si puede ser con el mismo uniforme. Dentro de poco entrará en vigor la prohibición de subvencionar a ese otro demonio social que son los colegios concertados, que como todos sabemos son un monstruo repudiable al que hay que eliminar de la educación en España. Y entonces, los paladines de la lucha por la igualdad habrán consumado la mayor desigualdad que puede imaginarse: tratar a unos mejor que a otros por la gracia divina del que manda.